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Rebelde con causa

Olga Riutort: su infancia, el día que enfrentó a su madre por la militancia y otras confesiones

La dirigente sanjuanina, instalada en Córdoba desde hace 30 años, habló a fondo de su vida personal y política en una imperdible entrevista con Paren las Rotativas. Revivila.

Por Redacción Tiempo de San Juan

Con 18 años, Olga Riutort empezaba empaparse de calle y militancia. A esa edad estaba en San Luis estudiando Bioquímica e integraba la Juventud Universitaria Católica, entidad con la que salía a recorrer los barrios más humildes. En esa primera experiencia daba clases de apoyo, además de enseñar a coser, oficio que aprendió de su madre María Elena Mora. Esa primera experiencia, sumado a la influencia de Eva Perón, a quien conoció por textos, fueron claves para lo que iba a venir después: un enfrentamiento feroz con su madre por la militancia y una incesante lucha por ganarse un lugarcito dentro de un terreno dominado desde siempre por hombres.

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Sus hermanos: Alfredo Riutort, contador público y ex Ministro de Economía de la provincia de San Juan durante los gobiernos del Partido Bloquista, y Osvaldo Riutort médico gastroenterólogo.

Sus hermanos: Alfredo Riutort, contador público y ex Ministro de Economía de la provincia de San Juan durante los gobiernos del Partido Bloquista, y Osvaldo Riutort médico gastroenterólogo.

- ¿Cuál fue la semilla de eso que sos hoy?

-Vengo de una familia de primera generación de españoles, donde la política era mala palabra. Mis dos abuelos eran analfabetos y mis papás solo habían hecho la Primeria. Mi mamá hubiese estudiado pero en esa época todos eran chacareros, le iba muy mal. Ella quería ser farmacéutica. Fueron épocas duras, pero vengo de una familia con el trabajo como cultura. Mi mamá aprendió corte y confección, porque mi abuela le decía que no podía quedarse en la casa, que algo tenía que hacer. Ella pudo perfeccionarse y fue una modista importante de vestidos de novias. Mi papá tuvo las 20 profesiones y las 80 necesidades. Fue lechero, taxista, panadero. Siempre vivimos en el Médano de Oro, por la Abran Tapia.

-¿Y cómo nació lo dirigencial?

-Yo iba a la escuela, era buena alumna. Fui a dibujo y a títere. Quería ser médica, pero estudié Bioquímica. Cuando llego a San Luis, empiezo a estudiar. Y ahí me metí a la Juventud Universitaria Católica, entonces empezamos a recorrer los barrios. En esa experiencia yo daba títere y enseñaba a coser. Y dábamos apoyo escolar con dos amigas que estudiaban psicología. Y ahí fui viendo como era la cuestión política y las necesidades. Y siempre me chocaba el tema de las mujeres. En las cooperativas escolares y de hospitales eran todas mujeres. Donde vos veíasd que se repartía trabajo y solidaridad estaban las mujeres. Los hombres, siempre al poder. Pensaba qué distinto hubiese sido que una mujer fuera la ministra de Educación o de Trabajo. Eso empezó a fluir en mí y en esto de empezar a ver las cuestiones políticas.

-¿Cómo llegaste al Partido Justicialista?

-Un día me fui al PJ, que estaba todo vedado en plena dictadura, y conocí a Doña Martina, quien me empezó a instruir. Ahí empecé a militar y a conocer todo desde adentro del movimiento. La tarea territorial me lleva a vivir toda la apertura de la actividad política, a estar en las discusiones políticas. Así fui viviendo toda esa época: de hacer molotov a ir a los cuarteles a pinchar las ruedas de los militares. Hasta que viene la apertura política la del ´73.

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Sus padres eran Gabriel Riutort, de oficio albañil, y María Elena Mora, profesora de corte y confección.

Sus padres eran Gabriel Riutort, de oficio albañil, y María Elena Mora, profesora de corte y confección.

-¿Qué decía tu familia?

-Mi mamá empezó a preocuparse. Yo salí del Colegio Mayor y empecé a alquilar una casa con unas mendocinas y sanjuaninas. Y esa casa se transforma en un lugar donde venían todos los compañeros y dejaban los panfletos. Mi mamá, que me visitaba, empezó a asustarse. Se asustó de tal manera que cuando llegó a San Juan, le dijo a un hermano que yo era comunista y que me habían lavado el cerebro. "No sabés lo que es esa casa", decía. Había hecho un listado de todos los que habían pasado por mi casa y quería ir a la Policía. Menos mal que mi hermano la detuvo y le dijo "no mamá, esto no es así, nadie lava el cerebro a nadie". Ella imaginaba que iba a tener una hija bioquímica, que la iba a tener a su lado, que se iba a casar e iba a tener un niño. Si bien hice estas cosas, pero eso fue después.

-Ahí viene la apertura política y Perón rompe el bloqueo a Cuba. No sé por qué, pero me toca viajar a Cuba junto a otras jóvenes. Era invierno cuando me dijeron que iba a Cuba, entonces tenía que ir a buscar ropa de verano. Cuando llego a mi casa de San Juan y digo que me voy a Cuba, mi mamá casi se desmaya. Mi papá no estaba. Mi hermana me dice que mi mamá se iba a morir y le respondí que nadie se muere por esas cosas. Entonces mi mamá me advirtió, me dijo que si me iba, no volvía más a la casa. Así que saqué un pomelo y me fui a dedo a San Luis. Cuando llegamos a Cuba conocí a Fidel Castro y le entregamos un auto Torino que le enviaba Perón. Yo estaba emocionada.

Olga Riutort (primera parte)

-A la semana muere Perón

-Sí, fue como si se hubiese muerto mi papá. Volvimos a Buenos Aires, yo quería ir a su tumba. En ese momento fue como si se me hubiese quebrado el alma. Me llevaron al cementerio y después me vuelvo a San Luis. Cuando estoy de regreso, mis papás me llaman y me dicen que me quieren ver. Entendieron lo que me pasaba y lo que sentía. Hicimos las pases. Con mi hermano Alfredo (ex Ministro de Economía de San Juan durante los gobiernos del Partido Bloquista) no peleamos más de peronismo y bloquismo. Ahí empezó a juntarse mi vida familiar y política. Yo sufría mucho por eso.

-Después regresaste a San Juan...

-En el ´75 San Juan necesita un cuadro político porque Camus y Gioja estaban presos, y entonces me dicen que tenía que volver a San Juan. La verdad es que era algo que no estaba en mi cabeza. Mi vida estaba políticamente y económicamente armada en San Luis, pero volví a San Juan para militar. Acá conocí a Gioja, a Eloy; los iba a visitar a la cárcel y les llevaba pimientos. Empezamos a trabajar clandestinamente. La verdad es que nunca tuve miedos. Ya con minifalda pinchaba una rueda de un militar. Hemos hecho cada cosa...

-¿Cómo fueron los primeros años en la provincia, ya como militante?

-Conseguí trabajo en la Universidad de San Juan dictando la carrera de Bromatología y puse un laboratorio en el Hospital Español. Después fui candidata a diputada y formaba parte de la estructura del partido. Era miembro del Congreso Nacional y representaba a San Juan. Ahí las cosas se van dando. A los dos años hay elecciones internas en el PJ y yo había armado una columna de mujeres muy importantes, cuando ya era diputada nacional. Seguí trabajando, siempre alineando mujeres para que participen. Éramos muchas mujeres y muy alineadas. Entonces vinieron a arreglar con nosotros y nos preguntaron qué queríamos, y lo que queríamos era la presidencia del partido. Entonces terminé como presidenta del partido, con José Luis Gioja como secretario político.

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En 1989 se radica definitivamente en la Provincia de Córdoba, donde vive hasta la fecha. El 28 de diciembre del mismo año contrae matrimonio con José Manuel de la Sota, por entonces Diputado Nacional por Córdoba e integrante de la renovación peronista.

En 1989 se radica definitivamente en la Provincia de Córdoba, donde vive hasta la fecha. El 28 de diciembre del mismo año contrae matrimonio con José Manuel de la Sota, por entonces Diputado Nacional por Córdoba e integrante de la renovación peronista.

-Después apareció Córdoba, en realidad Juan Manuel de la Sota...

-A De la sota lo conocí en el Congreso de Río Hondo. Yo decía que había que tener cuidado con él, porque era amigo de los "25", que era una decisión gremial. Le tenía desconfianza política. Pero lo conocí y empezamos a trabajar juntos. Nos conocimos más y se fue perdiendo esa desconfianza. Ha sido el mejor orador que ha tenido el peronismo hasta ahora. Cristina es muy buena oradora, como también lo fue Alfonsín en los radicales. Pero el gallego era brillante. Por él me vine a Córdoba en el ´89.

-Fuiste de San Juan a San Luis, de San Luis a San Juan y después de San Juan a Córdoba, ¿pensaste alguna vez en detenerte?

-Lo de San Luis a San Juan fue por una decisión militante exclusivamente y la segunda fue porque me casé con De la Sota. A Córdoba me vine a empezar de cero, era todo nuevo. Y pude obtener vida política propia. Pero San Juan es mi lugar.

Olga Riutort (parte 2)

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