Un fenómeno inusual mantiene en alerta a la comunidad científica internacional: entre el 22 de julio y el 5 de agosto podría producirse el día más breve jamás registrado en la historia del planeta, según estimaciones de especialistas vinculados a la NASA. El evento está relacionado con un incremento en la velocidad de rotación de la Tierra, impulsado por factores astronómicos y ambientales.
Durante el verano boreal, se ha detectado que el planeta gira ligeramente más rápido sobre su eje. Esta aceleración se atribuye, en parte, a la posición orbital de la Luna, cuyo ángulo particular respecto al ecuador terrestre genera un efecto gravitacional que incide en la duración de la rotación diaria.
Los detalles detrás del día más corto de la historia
Aunque los cambios son extremadamente sutiles —variaciones de entre 1,3 y 1,51 milisegundos por día— tienen gran relevancia científica. Si estas mediciones se confirman, podrían marcar un nuevo récord en la cronología de la rotación terrestre, un parámetro que se ha mantenido relativamente estable durante siglos.
Los expertos explican que fenómenos similares ya han sido observados en el pasado. Entre los años 2000 y 2018, estudios geofísicos mostraron que procesos como el deshielo de los polos y la alteración de acuíferos subterráneos generaron una leve extensión en la duración del día, sumando en promedio unos 1,33 milisegundos por siglo. Estos cambios están directamente relacionados con el impacto del cambio climático sobre la distribución de masas de agua en la Tierra.
Aunque imperceptible para la vida diaria, este tipo de variaciones exige ajustes en sistemas tecnológicos como satélites, GPS y redes de telecomunicaciones, que dependen de una sincronización extremadamente precisa con el tiempo universal.