Más allá de los alcances, el perfil y las características de la organización que reclamó "que se cumpla la ley” bajo la aprobatoria mirada oficial, el movimiento protagonizado por víctimas de delitos aberrantes irresueltos intentó concientizar sobre la paquidérmica acción de la corporación judicial en la resolución de los delitos de calle. Aclararon que no piden mano dura, pese a la ovación que recibió el ex ingeniero Blumberg y los abucheos a Nora Cortiñas, de las Madres. Y protagonizaron un reclamo que se hizo sentir más en los medios que en la calle, sin réplica en ninguna plaza de San Juan.
A modo de síntesis, lo que se pudo oír como columna vertebral de la queja de las organizaciones de víctimas fue que se aplique una ley menos contemplativa con los victimarios, más cercana a las víctimas. Lo que el tablón define a la "puerta giratoria”, como denomina la sabiduría popular al vicio de encontrar sospechosos y detenidos que entran por una puerta a las comisarías o los penales y salen por la otra. Así, sin más trámite, posiblemente amparados por alguna disposición legal, algún inciso, incluso algún precepto constitucional. Pero del todo enemistado no sólo con la respuesta a las víctimas que la justicia se debe como principio orientador, sino como efecto disuasorio hacia quienes tienen cierta inclinación por cometer delitos y no encuentran obstáculos en el articulado, ni en la acción de los jueces.
De allí la puerta giratoria, que justo en San Juan viene mostrando algunos capítulos preocupantes en el palacio de Tribunales y en su expresión federal también. Uno de ellos ocurrió justo al día siguiente de la pública expresión en Plaza de Mayo. Fue cuando la justicia federal acordó con la banda narco más extendida y peligrosa detectada en San Juan, denominada de la Rioja Chica por la zona desde la que operaba, una pena de 4 años para los principales acusados. Con lo cual quedarán libres en el momento en que se solucionen algunos flecos por causas menores, porque ya pasaron 3 años sin juicio y en el cómputo superan el mínimo de permanencia tras las rejas.
Ocurren varias cosas con este caso. Sin son, como afirman todos en los Tribunales federales, la banda narco más grande detectada históricamente en San Juan, la pena acordada de 4 años en un juicio abreviado entre el fiscal federal y los abogados de los acusados, no se condice con esa peligrosidad. Es probable que en el código penal no encuentre el magistrado herramientas para ser más estrictos, debate para leguleyos al fin y al cabo.
Todo esto maquillado por eternas demoras en los procesos, que no hacen otra cosa que funcionar en favor de los acusados. Quienes luego aceptan gustosos una pena por la que ya pagaron. Tres años sin juicio es un exabrupto indigerible, tanto para un narcotraficante como para un ladrón de gallinas. Su proliferación en masa en todos los fueros y jerarquías de la Justicia no hace más que poner en la calle a gente que no debería estarlo. La clásica proscripción a la que apuestan por sistema de los abogados defensores de acusados de delitos saben que siempre es una posibilidad latente que los jueces no se hagan tiempo para determinar sobre sus defendidos en plazo, lo que lamentablemente ocurre a menudo. Otra variante de la puerta giratoria.
Pero tal vez no haya sido ese el caso de puerta giratoria más llamativo en San Juan en los últimos días, entre tantos que ocurren. Figura también el caso de los dos sujetos que fueron sorprendidos cuando robaban en el barrio Bella Vista de Pocito, y uno de ellos sufrió lesiones de parte del dueño de casa.
Ocurrió a principios de mes, y lo que le pasó después a esa familia fue digno de un capítulo de terror. Porque le mandaron mensajes de wattsap indicando que matarían al dueño de casa y violarían a la hija, en represalia por lo que había ocurrido. La policía rastreó el celular y detectó a los autores del llamado: era el cómplice del sujeto que había sido golpeado dentro de la vivienda.
Están los dos detenidos, uno tiene 25 años (el que resultó golpeado) y el otro 23. Lo más asombroso ocurrió cuando se conoció la planilla prontuarial de los involucrados. Los dos disponen de una gran cantidad de ingresos y milagrosos egresos de las comisarías, que ya se comentarán. Pero ambos registran entradas por casos diferentes el 3 de setiembre, menos de un mes antes del golpe en Pocito. ¿Y cómo salieron? Uno, el de 25 años, cayó el 3/9 por un caso de robo (sumario 504/16) detenido por la Comisaría 25ª, y fue liberado el 28 del mes pasado bajo caución real (con una fianza); mientras que su compañero en el caso de Pocito también cayó el 3/9, en su caso por un robo agravado (sumario 102/16) y fue liberado 6 días más tarde porque su abogado logró demostrar que la detención fue nula.
La historia de estas dos personas es tan increíble como el hecho de que hayan estado libres el 1 de octubre cuando entraron a la vivienda de Pocito. Son el paradigma de la puerta giratoria contra la que se manifestó la organización "Que no te pase” y se expresa cotidianamente el ciudadano donde quiera que esté.
El sujeto de 25 años registra ingresos por detenciones desde el 2005, es decir desde que tenía 14. Desde esa edad, los delitos por los que entró fueron: atentado y resistencia a la autoridad, robo, hurto simple, arrebato, tentativa de robo, portación de armas. Esos casos fueron resueltos por los juzgados de menores (el 1º y el 2ª) decidiendo siempre la entrega del menor a sus padres. Cuando cumplió los 18, la mayoría de edad, cayó por resistencia a la autoridad, hurto simple, hurto calificado, portación de armas, robo agravado, amenazas, lesiones graves, robo calificado, robo doblemente calificado. Registra 29 ingresos, contando el último del 3/9, casi siempre por las comisarías 6ª, 7ª, 25ª, Ansilta o Villa Hipódromo. Lo liberaron rápidamente en todos los juzgados que intervinieron: el 2ª, 3ª, 4ª y 5ª de Instrucción, los de faltas, y los correccionales. Como se nota, no es una cuestión de jueces. Registra 9 –sí, 9- excarcelaciones bajo caución juratoria. Lo que equivale a decir que el sujeto, al no disponer bienes para embargos y fianzas, jura portarse bien. Las 9 veces no lo cumplió, pero siguió recibiendo el beneficio del juramento. Además, registró 3 excarcelaciones bajo caución real.
Su compañero esa noche de Pocito tiene 23 años y un prontuario menos extenso que el anterior, pero con las mismas características. Desde el 2011 registra 18 entradas a prisión, contando la última del 3/9. Son por coacción, amenazas agravadas, lesiones leves, abuso de armas, robo, robo agravado, tentativa de robo, resistencia a la autoridad, hurto. Detenciones producidas, igual que en el caso anterior, por las comisarías 6º, 7º, 25º Brigada Sur o Villa Hipódromo. También al igual que su compañero, intervinieron casi todos los juzgados correccionales o de instrucción (también todas las fiscalías), con el mismo resultado. Y tiene 6 salidas por caución juratoria, es decir jurar portarse bien, pese a que los magistrados puedan comprobar que no lo cumplen.
Argumentarán muchos jueces que no tienen tiempo, que los tapan los expedientes, que la ley es muy blanda, lo de siempre. Hay una ley de flagrancia para limar esos déficit: a mediados de octubre, aún no define en qué edificio funcionará. Es decir, dónde estará la puerta.