Junto al Teatro del Bicentenario nació otra obra única: la Plaza del Bicentenario. Se pensó como una obra accesoria al edificio teatral pero logró una identidad propia por su belleza y características únicas: su corazón es un gran espejo de agua donde se reflejan edificios emblemáticos, no sólo el nuevo teatro sino también el Centro Cívico y el casco histórico de lo que era la estación de trenes San Martín.
El arquitecto Roland Paparelli, jefe técnico de la Dirección de Arquitectura, contó los secretos detrás de este espacio monumental que es mucho más que una entrada al teatro. "La fuente de agua fue un verdadero desafío. Mide 100 por 30 metros, son casi 3 mil m2 que tienen una característica muy importante que son los reflejos que se ven en el agua, los tres edificios alrededor que se aprecian diferente en las distintas horas del día, según la iluminación”, explicó
Este espejo de agua tiene apenas 20 cm de profundidad pero se ve imponente. Tiene también chorros iluminados con distintas tonalidades que destacan por la noche. "Este espejo de agua es único en la Provincia por sus características. Tiene un desborde finlandés por el cual el agua recircula y se limpia con filtros. No genera grandes consumos y nos sirve de reservorio para el riego de espacios verdes”, aseguró Paparelli.
"Con la Plaza del Bicentenario queríamos generar un nuevo espacio de transición entre el Centro Cívico y el nuevo teatro, donde tenemos un arco monumental de 60 metros de altitud, necesitábamos un espacio que diera acceso y como estaba la estación antes no nos permitía eso, entonces se hizo un rediseño”, señaló el arquitecto.
El diseño lo hizo el arquitecto Jorge Teixidor y el trabajo fue coordinado por los profesionales de la Dirección de Arquitectura Lidia Rizzetto y Jorge López. "El proyectista se fijó en la idea de hacer un espacio de unión entre el Cívico, la Estación y el Teatro”, subrayó.
La Plaza se construyó en un predio de 2 hectáreas y la obra se hizo en un tiempo récord de 2 meses, con picos de hasta 100 obreros en los trabajos encabezados por la empresa Perfil.
Además del espejo, el espacio tiene como característica una gran superficie de base de hormigón estampado, separado por durmientes de quebracho que funciona como una añoranza a la estación de trenes, una mixtura entre lo moderno y lo histórico.
"Lo que se preservó de la Ex Estación es lo histórico, se demolieron unos baños que no eran históricos, y en un tiempo más se empezara a reciclar la estructura conservada”, dijo Paparelli. Agregó que "se trata de un pequeño lugar donde se han construido sanitarios y lo que era el andén viejo, cuando se hizo el museo se quitaba lo patrimonial, entonces se ha vuelto a dejar como estaba. Eso se va a usar, está iluminándose y tendrá bancos para el disfrute y descanso de la gente frente al espejo de agua”.
En la esquina noreste del predio, el reconocido artista Mario Pérez trabaja en un monumento pero eso forma de otro proyecto. Además, en el predio en la esquina noroeste se dejó el monumento a Leopoldo Bravo que está desde hace años en el lugar. Paparelli dijo que esa estatua por ahora se queda allí, aunque hay un plan en estudio para relocalizarla. "Se está desarrollando algo mucho más grande, se está empezando a demoler el estadio abierto que será un espacio verde, estamos tratando de recuperar espacios verdes. Hay una idea de colocar en un sector de estos espacios un lugar de próceres sanjuaninos donde quedaría incluido Bravo y otros próceres y una reseña que nos guíe en la historia de cada uno. No está ubicado todavía ese espacio, pero sería dentro de ese ejido (cerca del Parque de Mayo)”, adelantó el arquitecto.