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Morir solo en San Juan

La Policía sigue un protocolo judicial. Cómo es la búsqueda de herederos. Con cuánta frecuencia ocurren estos casos que demandan una intervención multidisciplinaria.

Por Redacción Tiempo de San Juan

Por Natalia Caballero

Al punto final de la muerte nadie lo esquiva. Quizás uno imagina morir rodeado de gente, de la mano de alguien, habiendo sido amado. Pero ese final no es para todos. Nadie sabe las circunstancias que llevan a una persona a elegir o a vivir en soledad. Y esa soledad muchas veces acompaña a las personas hasta la muerte. En San Juan, la Policía interviene en al menos cinco casos de muertes en soledad por mes. Tal como lo exige el protocolo, los uniformados llegan a la vivienda –generalmente luego de recibir denuncias por olores nauseabundos-, ingresan a la propiedad, un médico constata la existencia de un cadáver y empieza a actuar la Justicia.

El 25 de febrero la Policía de San Juan intervino en un caso de muerte en soledad. La historia de S.A. trascendió las barreras de su círculo íntimo y se hizo conocida gracias a la masividad de los medios de comunicación. Es que S.A. no era un NN. Quizás porque fue profesora de decenas de periodistas que hoy están en las calles. Quizás porque tenía un carácter difícil. Lo cierto es que el caso de S.A. generó una cantidad de comentarios, hipótesis y opiniones.

La policía llegó a la coqueta propiedad de S.A. por una denuncia vecinal. La gente no soportaba el olor que había en la cuadra. Un patrullero llegó al lugar y pidió refuerzos. Ingresaron a la casa por la parte de atrás con un médico, quien verificó la muerte de S.A. Llevaba por lo menos una semana fallecida. Seguidos todos los trámites legales, vinieron de una provincia cercana sus parientes. Una hermana y sobrinos, con los que no se veía frecuentemente, según informaron los vecinos.

Su velorio fue en una sala VIP de la cochería San José. En diálogo con un empleado de la funeraria, el hombre dijo que el cajón de S.A. permaneció solo gran cantidad de tiempo. Que pasaron un ratito colegas. Quince minutos antes de que se llevaran el cajón para ser cremado, su hermana se hizo presente en el lugar. El mismo día que falleció, los familiares se llevaron las pertenencias de la académica, incluido su Golf Rojo.

Gregorio Díaz, comisario de la Seccional 1º, contó que este tipo de casos no son muy frecuentes. “Aisladamente se dan situaciones de extrema soledad. En general suele pasar que un familiar o un amigo encuentra el cuerpo luego de unos días. Es muy particular que no tengan familia o que no quieran verlos”, explicó.

Díaz detalló el procedimiento que sigue la Policía en caso de hallar cadáveres. Todo empieza con una denuncia, luego uniformados de la comisaría con personal de la División Criminalística llegan al lugar del hecho. Un médico constata el deceso. Usualmente se llama al 107 y es el profesional que va en la ambulancia el que firma un acta de defunción. El cuerpo llega a la Morgue y de allí es retirado por familiares o amigos o nadie. Si nadie busca el cuerpo, se lo lleva al cementerio de la Capital y se lo entierra en una fosa común.

Este no fue el caso de S.A. Tal como contamos párrafos atrás, su cuerpo fue cremado y hubo familiares que asistieron al velatorio. S.A. era una profesora muy destacada por sus logros académicos. Era una mujer de carácter fuerte. Tenía un amigo en el departamento de Comunicación de la Facultad de Sociales. Incluso, tiempo antes de su fallecimiento fue operada y dio como números de referencia en caso de emergencia celulares de colegas universitarios.

S.A. era amante de Borges. En su casa, los libros eran los protagonistas. En sus clases, recordaba regularmente un encuentro que tuvo con el escritor argentino. “Yo me hubiera casado con Borges”, decía a sus alumnos (la que escribe era una de ellas). Entre Marlboro y Marlboro leía poemas de Borges, cuentos de Cortázar y las aguafuertes de Roberto Arlt. “Qué divino ¿no?”, repetía cuando leía algo que le gustaba.

Los estudiantes no eran sus mejores amigos. Tampoco sus colegas. De su boca escuché decir que sus mejores amigos eran los libros. Las historias. Los versos. La ficción. La belleza de la prosa. La perfecta conjunción de palabras.

La Policía actúa en conjunto con la Justicia. El abogado Roy Kirby dijo que cuando se encuentra un cadáver se pone en conocimiento al juez penal de turno. Una vez verificado el deceso natural, el juez correccional es el que toma la posta. Si surge alguna duda respecto del fallecimiento, el juez puede ordenar una autopsia. Se caratulan las actuaciones judiciales como “averiguación de causas de muerte”. Los familiares ante alguna duda pueden pedir que se haga una autopsia, lo mismo el médico que constata la muerte.

Una vez determinado que el fallecido tuvo muerte natural, arranca la Justicia con otro mecanismo que tiene como protagonistas a los bienes. Si no hay parientes, los bienes van a parar al Estado. La única excepción es si el fallecido fue a un escribano y dejó firmada una disposición de última voluntad.
Antes de que el Estado se quede con los bienes, se realiza una búsqueda de herederos. Los forzosos son padres, hijos, nietos, cónyuge. Si no hay, se busca a los no forzosos (primos, sobrinos). La Policía interviene buscando a parientes, también se revisan las redes sociales. Una vez que se descarta la existencia de un pariente, el Estado se queda con los bienes.

Kirby dijo que hay casos de muertes en soledad, muchos deciden antes de morir a quiénes dejarle sus bienes. Incluso recientemente uno se hizo conocido. Úrsula Bremer decidió dejarle al Museo de Bellas Artes Franklin Rawson tres obras del increíble artista Salvador Dalí. A través del decreto 1959, el gobernador Sergio Uñac ratificó el acto administrativo para que estas joyitas del arte mundial tengan refugio permanente en el Franklin Rawson, un espacio de arte abierto a la comunidad, en donde miles de personas tendrán la posibilidad de ver de cerca una obra de Dalí.


  
En el caso de S.A. no hubo que buscar. Hermana en primer lugar, sobrinos en segundo término.
Cada vez más gente muere sola en las ciudades. No se casaron, no armaron pareja y tampoco tuvieron hijos. En las grandes urbes predominan las familias con un solo hijo. Entonces suele ser común que haya personas que no tienen a nadie a quien recurrir. Algunos forman lazos de amistad muy fuertes y les dejan sus bienes. Otros, ni siquiera tuvieron amigos.

¿Es posible que una buena persona esté completamente sola? La respuesta según la psicología es sí. El psicólogo Germán Peralta profundizó sobre el tema soledad. “La soledad no es nueva, es una de las cuatro preocupaciones existenciales supremas, la primera es la muerte, la otra es la libertad y el sinsentido. La soledad es un tema que nos toca a todos en algún momento. Lo que es tóxico es cuando la gente saca conclusiones”, explicó.

Peralta le apuntó a la tecnología como uno de los factores que lleva a la gente a la desconexión. "Cada vez son más comunes las condiciones que facilitan una mayor desconexión, lo que suele generar ese sentirse solo. Con esas condiciones suele venir el declive del verdadero contacto humano. La tecnología facilita la desconexión de las personas entre sí y de las personas en sí mismas. Son dos aislamientos. Hay como tanta comunicación que muchas personas viven con la ilusión de estar conectadas, a la vez se van desconectando de aquellas necesidades auténticas, aquellas que remiten a lo más esencial de la personalidad, de aquello que genera la capacidad de darle sentido a lo que nos pasa. Ante tanta presencia tecnológica se empieza a dejar de ejercitar el músculo de la socialización. Se empiezan a sacar falsas conclusiones y esas conclusiones falsas generan esta situación de aislamiento”, indicó el profesional.

La psicología, la justicia y la filosofía investigan, generan procedimientos y hasta sacan conclusiones sobre la soledad. Los datos concretos indican que frecuentemente se muere gente sola en San Juan pero pocos no tienen a nadie; la data también asegura que hay consultas en abogados y escribanos para determinar los pasos a seguir cuando alguien muere sin nadie a su lado. La Policía también tiene un mecanismo aceitado ante estos casos.

Para cerrar me quedo con un verso de Pablo Neruda. El chileno desnudó la muerte en su poesía. Aquí un fragmento.


La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante. 

 

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