En la historia de las bebidas argentinas, hay un nombre que evoca recuerdos de la infancia, desayunos en familia y una costumbre que se volvió casi ritual en los hogares: Cepita. Lo que muchos no saben es que este icónico jugo de frutas, conocido en todo el país, nació en San Juan, de la mano de una de sus bodegas más emblemáticas: Peñaflor.
Este recuerdo fue recientemente traído a la memoria por la página de Facebook San Juan Antiguo, un espacio dedicado a recopilar historias, fotografías y anécdotas del pasado sanjuanino, que sigue sorprendiendo con datos y curiosidades sobre el aporte de la provincia a la cultura nacional.
El lanzamiento de Cepita ocurrió en 1969, cuando la bodega —fundada en 1930 por la familia Pulenta— atravesaba un proceso de expansión y diversificación. Don Quinto Pulenta, al frente de la firma en ese entonces, fue quien lideró este cambio de rumbo. Reconocido como un verdadero visionario, Don Quinto rompió con la lógica tradicional de una empresa dedicada exclusivamente al vino y se animó a explorar nuevos mercados.
El resultado fue rotundo. Cepita fue el primer producto que Peñaflor lanzó fuera del negocio vitivinícola, y su impacto fue inmediato: lideró las ventas durante varios años y se volvió un clásico en las heladeras argentinas. Su inconfundible jingle de los años ‘70, “Cepita, la sana costumbre, Cepita”, todavía resuena en la memoria de quienes hoy rondan los treinta o cuarenta años.
El éxito de Cepita no fue aislado. En 1970, la firma compró la Bodega Trapiche a la familia Benegas, consolidándose en el segmento de vinos finos. Luego, en 1972, incursionó también en el mercado de aguas minerales con la marca Villa del Sur, que más adelante sería vendida.
Durante años, Peñaflor dominó el mercado de jugos, logrando, junto con la marca Carioca, cerca de un 40% de participación hasta fines de los ‘90. En el año 2004, Coca-Cola adquirió la exitosa marca de jugos por un monto que habría sido superior a los 10 millones de dólares.
A pesar de los cambios y las transformaciones del mercado, Cepita sigue siendo un símbolo y su origen sanjuanino es motivo de orgullo para la provincia.