A simple vista, parecen compartir solo el apellido y la vocación por los números. Pero Flavia y Fernanda Zalazar, dos hermanas sanjuaninas, tienen una historia que va mucho más allá de las aulas. Son profesoras de Matemática y también llevan adelante desde hace 28 años un instituto de danzas que formó a generaciones de artistas y que nació, literalmente, en un garaje. Su nombre, Instituto de Danzas Rocío.
“Empezamos el 8 de marzo de 1997 en la casa de nuestra abuela, dando clases en el garaje”, cuenta Flavia, una de las directoras. Con el paso del tiempo y mucho trabajo, ese espacio inicial fue dando lugar a una institución con nombre propio, que hoy tiene cuatro salones de ensayo, camarines, baños y más de 150 alumnos. También trabajan allí 12 docentes, algunos de ellos egresados del mismo instituto, y hay tres ballets formados por bailarines que desean seguir formándose y difundiendo este arte.
La historia de ambas con la danza viene desde chicas, pero en paralelo siguieron otra vocación: la enseñanza de la matemática. Fernanda da clases en dos colegios secundarios, y Flavia es docente en la Universidad. “Siempre bailamos, pero también elegimos estudiar Matemática. Las dos cosas fueron creciendo juntas en nuestras vidas”, explican.
Más adelante, ya siendo docentes, decidieron profesionalizar aún más su camino artístico y cursaron la Tecnicatura Superior en Danza en Mendoza. Además, se perfeccionaron con clases y talleres en San Juan, Buenos Aires, Mendoza y hasta en España.
El instituto comenzó ofreciendo clases de danzas españolas, folklore argentino y clásico. Con el paso de los años, se sumaron nuevas disciplinas como contemporáneo, tango y malambo. Actualmente, la formación técnica incluye también soporte de clásico y contemporáneo, y las carreras están autorizadas por el Ministerio de Educación de San Juan. Hay propuestas para todas las edades: desde los 3 años hasta adultos que se acercan al arte en distintas etapas de la vida.
Las hermanas Zalazar insisten en que el objetivo principal no es la competencia, aunque han participado en certámenes y encuentros. Lo que más valoran es “transmitir la pasión por la danza, generar un espacio de formación integral, tanto técnica como humana”.
“El arte tiene mucho que aportar a la vida cotidiana, al desarrollo personal, a la autoestima. Nosotros buscamos que eso se note en cada clase”, afirman. Por eso también apuestan a la capacitación continua, no solo para los alumnos, sino también para los docentes. Este año, por ejemplo, organizaron talleres de autoestima para estudiantes y formación en RCP y maniobras de Heimlich para todo el equipo docente.
El instituto tiene una fuerte presencia en la vida cultural de San Juan. Participan de actos escolares, festivales, la Fiesta del Carneo Español, la Feria del Libro y distintos eventos familiares o comunitarios. Además, organizan clases abiertas, espectáculos propios y celebraciones internas, siempre con el foco puesto en compartir lo aprendido con el público.
Las danzas más elegidas en la actualidad siguen siendo el flamenco y las folklóricas argentinas. Y aunque el arte evoluciona y se transforma, hay algo que se mantiene firme: la dedicación con la que estas dos hermanas sanjuaninas sostienen su proyecto desde hace 28 años.
Flavia y Fernanda Zalazar enseñan matemática durante el día y se calzan los zapatos de baile por la tarde. Dos vidas en paralelo que se cruzan una y otra vez en un salón de danza, donde cientos de chicos y grandes descubren cada semana que la danza también puede ser un camino para crecer.