Un amor clandestino de la juventud fue el puntapié de todo. Aquella idea de crear un bar roquero con su pareja, como excusa y refugio de una relación "prohibida" que en los '90 podía hacer detonar a toda una sociedad, se convirtió rápidamente en una realidad. Así nació Hendrix, un pub hetero muy popular del lateral de Circunvalación que años después iba a dar un giro inesperado pero soñado: el primer boliche gay de San Juan. Esa fue la primera de tantas otras barreras que rompió Daniel Olivares, el hombre que sacó del clóset a la comunidad LGBTIQ+ de San Juan.
"Fue amor en todos los sentidos. En ese momento nos habíamos conocido con Jorge (Montané) y ninguno había aclarado nada. Entonces nos teníamos que disfrazar para estar juntos, no teníamos dónde juntarnos, y por amor pusimos el barcito para pasar más tiempo juntos. Después se nos fue la mano (risas)", explica el protagonista en una charla a fondo con Sebastián Saharrea para Paren las Rotativas.
Daniel Olivares (parte 1)
El bar que había inaugurado con onda roquera duró poco. En su cabeza ya tenía instalada la idea de crear un boliche exclusivo para la comunidad gay, pero recién se convenció de hacerlo cuando un amigo alquiló su local para hacer un cumpleaños: "Eran todas mariquitas, todas coparon el boliche y ahí quedó rondando la idea del boliche gay en San Juan. Así que un día dijimos basta de rock. Jorge se fue a la Central de Policía, habló con el jefe y le avisó que íbamos a poner un lugar para albergar a la comunidad LGBTIQ+, gente que andaba en la plaza y ellos se llevaban por distintas inspecciones y contravenciones, cuando querían. Nadie podía hacer nada, tenías todas en contra".
Y así nació Rapsodia, un lugar que primero fue copado por la comunidad gay y después se abrió a todo tipo de público. "Llegaba el gay con la hermana y el novio", señaló Daniel. Al mismo tiempo, el boliche de Avenida de Circunvalación se iba imponiendo en la noche sanjuanina. "En realidad el boliche estaba apuntado hacia esta falla que existe en la sociedad. El hetero no sé con qué razón se sentía superior o con el derecho de maltratar. Nosotros éramos auténticos, nos expresábamos como queríamos. Seguíamos siendo seres humanos, no éramos distintos", apuntó Olivares.
En los comienzos de Rapsodia Daniel ocupaba la cabina del Djs. Allí estuvo poco tiempo porque, de improvisto, descubrió una faceta artística que tiempo después lo iba a convertir en todo un icono sanjuanino. Aunque no recuerda a ciencia cierta cómo nació el entrañable Dany Love -porque también está la versión de que fue por intervención de la actriz Edda Bustamante-, cree que el personaje surgió después de ser invitado a una charla de una fundación que trabajaba contra el VIH. Eso fue 20 años atrás, cuando hablar del virus que causaba el SIDA era tabú.
"Les habían facilitado el Teatro Sarmiento, pero nadie quería ir a apoyar a esta fundación. Entonces vino un chico, nos dijo que los shows que hacíamos en Rapsodia los podíamos hacer en el teatro y lo hicimos. Pero faltaba un conector entre musical y musical, y ahí fue la primera vez que salí en el diario vestida de mujer. Me tiene que haber fascinado, lo traía adentro. Estaba mi madre ahí. A ella no le había aclarado nada, pero la madre es la primera en saberlo y la última en aceptarlo", comentó.
Daniel Olivares (parte 2)
Desde ese entonces no dejó de quitarse la peluca y los tacones, ni mucho menos de subirse a un escenario. Pero Dany Love se convirtió en algo más que un artista. A través de esa faceta conoció a una persona o personaje que tenía oculto y que aún no había descubierto: Carlita. "Me interesó esto de descubrir esto de haber nacido en un cuerpo y empezar a expresarme como lo estaba sintiendo, como mujer. Ahí nació Carlita", expresó.
En el medio del aprendizaje personal, una lucha incansable junto a la comunidad LGBTIQ+. Daniel fue el impulsor de la Fiesta del Sol Gay, del movimiento drag queen, de la presencia LGBTIQ+ en el escenario mayor de la Fiesta Nacional del Sol y mucho más: "A San Juan le diría: -Gracias. Tuve la oportunidad de irme dos veces a Buenos Aires y siempre sentí que el desafío estaba en San Juan. El desafío de seguir laburando y descubriendo a Dany Love como artista. Gracias a San Juan, a mis compañeros y compañeras, a Jorge, a los artistas y también a los que nos odiaron. Gracias a los homofóbicos sanjuaninos por habernos enseñado a luchar".