Según un informe de la Fundación Tejido Urbano, en 2024, el 38% de los jóvenes argentinos entre 25 a 35 años no han podido dejar la casa de sus padres en un camino hacia la emancipación. Esto no se debe por un deseo de permanencia en la mayoría de los casos, sino más bien tiene relación con la situación económica y los costos que representa mudarse y vivir solo.
Esto representa un universo de casi dos millones de personas, según la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares que realiza INDEC. Muchos delos factores que influyen tras la imposibilidad de irse de casa y comenzar una vida independiente tiene que ver con los ingresos mensuales que suelen ser bajos y la predominancia del trabajo informal. La formación educativa también tiene un rol fundamental.
Sucede que existe una demanda latente que no está satisfecha por estos motivos, ya que mudarse solo merece una inversión inicial que supera ampliamente los $300.000 solo en lo que es alquiler (si se toma el convenio con inmobiliarias donde se paga un mes de alquiler, el equivalente en la garantía y la comisión inmobiliaria).
Si se divide por regiones, en el norte hay mayores dificultades para dejar la casa familiar; mientras que, en el Ciudad de Buenos Aires, el porcentaje de jóvenes no emancipados es mucho menor que el resto del país. “Esto puede explicarse por los mayores ingresos en la capital, que, a pesar de los altos alquileres y precios de inmuebles, permiten a los jóvenes enfrentar estos gastos con mayor facilidad que en otras partes del país. Además, el mercado de alquileres en Buenos Aires está más desarrollado, ofreciendo más oportunidades para quienes buscan independizarse”, indican desde la Fundación.
Donde sin duda el porcentaje de jóvenes viviendo solos más elevado se registra en las zonas consideradas “ciudades educativas”. Córdoba es un ejemplo de ello, donde hay cientos de miles de jóvenes de distintas partes del país que llegan para estudiar y buscan un lugar para vivir.
“Las oportunidades laborales, educativas y culturales son factores claves para la migración en esta etapa de la vida. En el sur de Argentina, las tasas de emancipación son más altas, probablemente debido a la migración laboral en lugares como Vaca Muerta, en Neuquén, o Tierra del Fuego, donde los ingresos promedio son significativamente altos”, afirmaron desde Tejido Urbano.
Si se analiza la situación por fuera de las fronteras nacionales, en Estados Unidos, por ejemplo, el porcentaje de jóvenes viviendo en la casa familiar pasó de menos de 20% a más de 30% entre 1999 y 2014. En Europa, la situación es heterogénea. Mientras que en Países Bajos (11%) y Alemania (13%) el porcentaje se mantuvo relativamente estable (o hasta se redujo levemente) entre 2006 y 2022. Para el mismo periodo, en cambio, en Francia casi que se duplicó (de 8% a 15%), en Reino Unido subió levemente de 13% a 16% y en Italia, el más cercano a Argentina, pasó de 46% a 52%.
“Para alcanzar los niveles de Países Bajos, Alemania o Francia, el número de no emancipados debería reducirse en, como mínimo, un millón de jóvenes, lo que significaría una transformación estructural de la matriz sociohabitacional en Argentina. Con este panorama, toma especial relevancia la mejora en el acceso al alquiler de los últimos meses y la aparición de los créditos hipotecarios. Son los dos principales mecanismos por los cuales este grupo de jóvenes podrá acceder a la vivienda, aunque el desafío sigue siendo mayúsculo”, concluyó el informe.