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Esta semana, la Universidad Nacional de San Juan presentó nuevamente el expediente en la Nación para poder terminar la Escuela de Música, una obra clave que está parada desde 2015 cuando fue abandonada por la empresa Salmax .
Según confirmó el secretario de Obras de la UNSJ, Jorge Cocinero, cumplieron con los requerimientos de papeles de Nación y buscan que la Corporación Argentina de Fomento (CAF) vuelva a enviar fondos para la terminación de los trabajos que están a un 40%. La inversión se prevé mucho más abultada, dada la inflación, por lo que estiman que hoy con la escalada del dólar necesitarían como mínimo 90 millones de pesos cuando la última licitación tuvo como presupuesto oficial 26 millones de pesos.
La historia de este necesario edificio viene con mala racha. Tras el abandono de las obras por parte de la empresa, hubo luego varios intentos de continuar que fallaron, donde no hubo oferentes o donde se presentaron ofertas muy por encima del presupuesto oficial.
En medio de la crisis, ahora hay esperanzas de que el proyecto camine más aún después del recambio de gobierno, dijeron altas fuentes, sin perder de vista que desde ya deben seguir insistiendo para que el proyecto no se enfríe durante la gestión macrista.
La Escuela de Música cuenta con 670 alumnos del pre universitario, 300 estudiantes universitarios y 160 docentes aproximadamente y está funcionando en infraestructura arreglada o prestada.
La espectacular estructura sobre calle Urquiza se muestra inacabada, como una mole de cemento. El edificio nuevo se prevé que cuente con 24 aulas chicas de 14 metros cada una, 13 aulas medianas de 30 metros cada una y 3 aulas grandes de 60 metros cada una.
Larga historia
Si bien el terreno donde hoy se ve el edificio inconcluso fue cedido oficialmente en 2006 por el Gobierno Provincial a la UNSJ, ese lugar está destinado para tal fin desde mediados de los años ’60 y la casa de altos estudios estuvo a punto de perderlo. Como no se había hecho nada, hace unos 15 años, la Cámara de Diputados le reasignó el terreno a la Iglesia Católica para que haga la Basílica de Guadalupe, lo que provocó una reacción de los descendientes del Ingeniero Juan Victoria, que soñaba con la Escuela de Música en ese predio, acción que terminó con la decisión gubernamental de mantener una tercera parte del lugar para el fin universitario.
Así, tras arreglarse los papeles, se pudo pasar al proyecto arquitectónico que cobró forma en 2008. Y no fue hasta 2014 que se pudo llamar a licitación por un monto inicial de 17 millones de pesos. La empresa Salmax abandonó las tareas en 2015 dejando la obra gruesa.