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Punto por punto: de qué se quejan los padres de los compañeros de la niña trans

Se oponen a que sus hijos, alumnos de María Auxiliadora, sean educados con conceptos de ideología de género, pues denuncian que el contenido les genera "angustia e inquietud".

Por Luz Ochoa

La reacción de los padres de los compañeritos de la nena trans, alumna de la escuela María Auxiliadora, que presentaron una nota para pedir que sus hijos no sean educados con perspectiva de género que impone la Ley de Educación Sexual Integral en todos los colegios del país y de la provincia, despertó la polémica pues no sólo se oponen a una legislación sino que también su accionar resultaría discriminatorio, teniendo en cuenta el contexto en el que se da. 

Es que la queja de los padres se presentó días después de que la nena trans le pidiera a sus compañeros de clase ser tratada como una mujer, género con el que se identifica a pesar de haber nacido con genitales masculinos, luego de recibir el DNI que lo certifica. Los alumnos describieron en sus casas el momento del pedido de aceptación y, casualmente, un grupo de padres se unió para solicitarle a la institución educativa que cese con el dictado de contenidos que estén relacionados con la ideología de género. 

El hecho resulta curioso y genera controversia, ya que la objeción tiene lugar no en el inicio de clases sino casi al final del ciclo lectivo, cuando los contenidos de educación sexual fueron impartidos en su mayoría a esta altura.  

Respaldados en el derecho de ser los "primeros educadores" de sus hijos, reconocido en el contrato educativo establecido con el colegio -según señalan en detalle en el escrito que presentaron ante el representante legal del establecimiento-, los padres se amparan en el concepto de 'libertad de conciencia' y señalan la obligación que asumió la institución de "procurar la mayor coherencia entre la vida familiar y los valores éticos del ámbito escolar". 

Si bien aseguran tener una idea vaga sobre el material que se le enseña a sus hijos, en referencia al contenido curricular de la ESI basado en ideología de género, aseguran que el mismo le provoca angustia e inquietud a los menores, por lo que solicitan información pero, al mismo tiempo, se oponen directamente a la temática. Dicen que los contenidos son opuestos a los valores familiares y que son impuestos, generando -a su entender- "un grave menoscabo a los derechos de la familia".           

Para los padres que elevaron la queja a la autoridad superior de la escuela, el concepto de sexualidad es el que avasalla la concepción familiar. En su interpretación, la sexualidad forma parte de la intimidad de cada ser humano. 

En el enfoque integral de la educación sexual -encuadrado en los lineamientos curriculares que establece el programa nacional y la ley correspondiente (26.150)- entiende que la sexualidad excede ampliamente la noción que la asemeja a la genitalidad o a las relaciones sexuales, sino que abarca "aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos" que constituyen a una persona, siendo relevante para su despliegue y su bienestar durante toda la vida. 

La Organización Mundial de la Salud sostiene: "El término "sexualidad" se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser humano. (…) Se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o espirituales. (…) En resumen, la sexualidad se practica y se expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos".

En ese sentido, tranquilamente, se puede comprender que para los 9 padres que juntan firmas para que sus hijos no aprendan sobre perspectiva de género, en términos de la educación sexual, las cualidades biológicas, psicológicas, sociales, afectivas y éticas de una persona son antagónicas a sus valores, pues sostienen que el "derecho de escoger qué tipo de educación habrá de darse a sus hijo" es de ellos, tal y como se expresa en el documento presentado. 

Pensar que el ser y el sentir se contrapone con valores morales, religiosos o de otra índole, inevitablemente conduce a interpretar que quienes elevaron la queja podrían haber incurrido en un reduccionismo -ya sean éstos médicos, psicológicos, jurídicos, filosóficos, religiosos o sociológicos- que difiere al propósito de la ley que invita a superar supere el mero estudio de la anatomía y la fisiología de la sexualidad. Es que el fin de la misma es promover aprendizajes en tres niveles: el pensamiento, los sentimientos y las prácticas concretas. 

A continuación, la nota completa

 

 
  

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