Alexandra Amoroso siempre supo que la sexología sería su camino. A los 17 años, ya sentía la necesidad de hablar sobre temas que la educación sexual tradicional dejaba de lado. “En la escuela solo se hablaba de cómo no quedar embarazada y no contagiarse enfermedades, pero nadie te decía cómo pasarla bien”, recordó Alexandra en su charla con Tiempo de San Juan. Motivada por esa falta de información, comenzó a investigar cómo ser sexóloga en 2005, encontrando en la psicología una vía para satisfacer su curiosidad y compromiso con el bienestar sexual de las personas.
En una época en la que el sexo era tema de chistes y burlas, Alexandra se destacaba por su curiosidad genuina. "Recuerdo haber ido a una feria del libro en Buenos Aires y comprarme el Kamasutra, pero todo el mundo se burlaba de mí. Todos querían saber, pero nadie quería demostrarlo".
El salto a las redes: “No me animaba a salir en cámara al principio, pero sabía que era necesario”, comenta Alexandra sobre sus inicios en Instagram. Dejó su trabajo en relación de dependencia para volcarse a la sexología autónoma y, aunque las redes representaron una oportunidad, no todo fue fácil. "Hablar de sexo en Instagram es un lío, te censuran cuando mencionas palabras como sexo, pene o vagina. Es frustrante, especialmente cuando veo que otros venden contenido erótico sin problemas", reflexionó.
A pesar de las dificultades, Alexandra ha recibido poco odio en redes. El enfoque de sus videos y publicaciones es siempre desde un lugar científico, formado y, sobre todo, respetuoso. “Vienen personas de distintas religiones e ideologías, y trabajamos perfecto. Se trata de acercar información de calidad a todos”.
La interacción con su comunidad es clave. Las consultas que recibe a diario son las que inspiran sus videos. Los grandes temas son el deseo sexual en mujeres y los orgasmos. "Muchas mujeres me preguntan si es normal tener mucho deseo sexual siendo mujer, y también si están teniendo orgasmos de la manera correcta", confiesa. Las mujeres, de hecho, participan mucho más que los hombres en sus encuestas y cajitas de preguntas, lo que evidencia un interés mayor por estos temas en ellas.
Con humor y paciencia, Alexandra ha logrado transformar sus redes en una plataforma de educación sexual accesible. A pesar de que no se considera una persona naturalmente graciosa, su evolución frente a cámara es evidente. “Siempre fui tímida, pero verme haciendo esto ahora me divierte. Es una manera diferente de informar”, concluyó.