A lo largo de los últimos 16 años, San Juan ha sido escenario de múltiples tragedias viales que han dejado una marca profunda en la sociedad. Entre ellas, tres casos sobresalen no solo por el dolor de las pérdidas, sino por las similitudes y contrastes que reflejan el tratamiento judicial de los homicidios al volante: las muertes de Celeste Archerito (2009), Lucía Rubiño (2023) y Carolina Sastre (2025).
Aunque separadas por el tiempo, estas tres historias tienen un punto en común: jóvenes mujeres con proyectos de vida truncados por conductores que decidieron ignorar las normas básicas de tránsito. Pero también revelan un sistema judicial que ha evolucionado lentamente y que aún deja muchos interrogantes.
El caso Celeste Archerito: la sentencia que no bastó
Celeste tenía 19 años y estudiaba abogacía. La madrugada del 26 de agosto de 2009 fue atropellada en Rawson por un conductor que circulaba a alta velocidad y con la licencia vencida. El sujeto fue identificado como Gustavo Cortez y fue condenado a por homicidio culposo, una pena que, si bien marcó un antecedente, ya que fue de cumplimiento efectivo, generó controversia por su carácter excarcelable durante el proceso y la demora en llegar al juicio.
Las pericias demostraron que el responsable zigzagueó de un cordón a otro, chocó con una camioneta y terminó subiendo a la acera. Así fue como embistió a la joven estudiante, quien no tuvo la menor oportunidad de sobrevivir. La peligrosidad con al que manejaba no sólo recuerda a lo que se sospecha sucedió en el caso de Lucía, sino también en el de Carolina. Es que, en los dos más recientes, los automovilistas no habrían conducido con las precauciones mínimas, por el contrario, habrías desafiado las leyes y ellos los habría llevado a perder el control.
El conductor del Volkswagen Gol tenía el doble de alcohol permitido en sangre fue castigado con 3 años y 7 meses de prisión efectiva por orden del juez Eduardo Gil, quien además lo inhabilitó a conducir por 7 años. La sentencia fue bisagra porque, antes de esta causa, los siniestros viales con consecuencias mortales se resolvían con penas en suspenso, permitiendo a los culpables continuar en libertad. La misma sentó un precedente en la justicia sanjuanina, cambiando la forma en que eran tratados los delitos viales.
El caso Lucía Rubiño: el menor que mató y una escena teñida de polémica
El 15 de octubre de 2023, Lucía Rubiño, de 16 años, fue atropellada en Rivadavia por otro adolescente de 17 que conducía a gran velocidad y realizando maniobras peligrosas, según el procesamiento de la Justicia de Menores. En este caso y a diferencia de otros, la jueza María Julia Camus avanzó con una imputación más severa: homicidio con dolo eventual, al considerar que el joven asumió el riesgo de matar y, sin embargo, prosiguió con su accionar.
Este enfoque podría significar un cambio en la mirada judicial frente a los siniestros viales, en parte -quizás- por la presión social y mediática. Es que el caso de Lucía siempre estuvo teñido por la polémica, no sólo por el impacto que tuvo el hecho en los sanjuaninos, sino también por el duro procesamiento al menor implicado y la novela que representó la vinculación de un hijo de un juez federal.
Es que, como pocas veces sucede, la causa de homicidio culposo podía tener autores concomitantes y, además del chico -identificado como N.M-, involucraba a Juan Pablo Echegaray, mayor de edad. Que había estado muy cerca de la escena y estaba sospechado de haber sido quien desató la tragedia. No obstante, la fiscalía desestimó la acusación y, en un clima caldeado, la familia pegó el grito en el cielo. Aún la historia no está del todo resuelta y quedan instancias de apelación que podrían cambiar el curso de la historia.
Similar al caso Archerito, las movilizaciones por parte del entorno de Rubiño se presentaron en numerosas ocasiones, teniendo su punto más álgido el día que Echegaray resultó sobreseído. En las puertas de Tribunales ardió Troya y la familia de la víctima, representada por su madre y su padre, se mostró indignada por la determinación que suscribió el juez de Garantías, Javier Figuerola.
El caso Carolina Sastre: la tragedia reciente en Ruta 40 y la resistencia a la domiciliaria
La más reciente de las tragedias ocurrió el 15 de enero de 2025 en Pocito. Carolina Sastre, de 29 años, murió tras ser embestida por una camioneta Toyota Hilux que circulaba en zigzag por Ruta 40. Testigos aseguran que el conductor -identificado como Eleazar Flores Codorni- venía de un asado y se desplazaba por la vía, acompañado por su esposa, Angélica Mundocorre, que también falleció en el siniestro.
El caso, que también provocó conmoción en los sanjuaninos, generó polémica no sólo por la supuesta conducción imprudente del acusado, sino por el tratamiento que tuvo en la Justicia. El conductor hasta hoy permanece detenido con prisión preventiva y enfrenta cargos por homicidio culposo. No obstante, su defensa acordó una pena de 3 años de prisión domiciliaria con la fiscalía y la jueza que intervino rechazó tal definición.
La jueza Gloria Verónica Chicón rechazó el juicio abreviado para el conductor que causó la tragedia, que ya habían acordado la defensora Filomena Noriega y el fiscal Adolfo Díaz, con el argumento de que ese tipo de resolución afectaría la paz social. Para la familia de la víctima, que el conductor fuera a su casa a cumplir la condena resultaba indignante e insultante.
Si bien en este caso no hubo tanta movilización como ocurrió con Rubiño o Archerito, la historia es seguida de cerca por la opinión pública que se mostró preocupada por la recuperación de las amigas de la chica que perdió la vida, es decir, Camila Bravo y Emilia Oviedo.
La justicia, ¿está cambiando?
El caso Rubiño marcó un giro al aplicar el dolo eventual a un homicidio vial cometido por un menor. Por su parte, el caso de Carolina Sastre plantea si esa vara podría aplicarse también a adultos en aparentes situaciones de conducción irresponsable. La familia de Carolina, como antes la de Celeste y Lucía, exige que no haya lugar para atenuantes cuando se actúa con total desprecio por la vida.
Mientras tanto, la negativa de la jueza Chicón resulta una señal. No obstante, ello se dirimirá en el Tribunal de Impugnación.