No sé en qué momento pasó, pero un día te mirás al espejo y te preguntás: “¿Esto me queda bien o me estoy disfrazando?” Y no hablo de colores, texturas o tendencias. Hablo de algo más profundo: de sentir que te estás vistiendo para un cuerpo que ya no es el tuyo… o que quizás nunca fue.
Sí, puede ser que ese jean que amabas ya no suba de la misma manera. O que esa camisa oversize, que se ve divina en Instagram, en vos parezca no ser la mejor elección que hayas tenido en años. Y no, el problema no sos vos: es que muchas veces elegimos ropa para otro cuerpo. Uno más flaco, más alto, más joven, más "moderno", más "aceptado".
Pero acá entre nosotras: tu cuerpo no necesita ser cambiado. Necesita ser entendido y vestido con amor.
No estás sola
Nos pasa a todas. A los 30, a los 50, después de un embarazo, con el cambio hormonal, después de la pandemia o de una ruptura. El cuerpo cambia, y la cabeza también. Pero la moda (o al menos la que vemos en las redes) sigue hablándonos como si todas midiéramos 1.75, tuviéramos abdominales marcados y pudiéramos usar un crop top en pleno julio sin congelarnos.
Spoiler: eso no es real. Lo real sos vos, con tu pancita, tu espalda fuerte, tus curvas o tus no-curvas. Con tus días buenos y tus días de buzo grande.
Vestirte bien no es cuestión de talla, es cuestión de corte
Acá viene la parte útil: entender qué tipo de silueta tenés es clave para dejar de pelearte con la ropa. Y ojo, no para limitarte, sino para elegir mejor. Te paso una mini guía rápida:
- Reloj de arena: cintura marcada, curvas equilibradas. Los cortes envolventes, cinturones y faldas evasé son tus aliadas.
- Rectángulo: hombros, cintura y caderas parecidas. Animate a jugar con capas, texturas y cortes que marquen la cintura.
- Triángulo (o pera): caderas más anchas que los hombros. Usá blazers estructurados, cuellos llamativos, y pantalones rectos.
- Triángulo invertido: hombros más anchos que caderas. Los pantalones amplios, las faldas con volumen y los escotes en V ayudan a equilibrar.
- Ovalada: cuerpo más redondeado, sin mucha definición de cintura. Vestidos sueltos con caída, tapados rectos y escotes verticales son clave.
Pero más allá del “tipo”, lo importante es cómo te sentís. Si algo te hace caminar erguida y sonreír, aunque no sea “lo ideal para tu silueta”, ¡usalo igual!
El espejo no es tu enemigo
Muchas veces nos probamos ropa con una mirada crítica. Nos juzgamos más que a una ex del colegio en redes. Pero ¿qué pasa si empezás a mirarte como mirarías a una amiga? Con ternura, con humor, con empatía.
Este invierno, te propongo algo: no cambiar tu cuerpo, sino cambiar tu enfoque. Abrigate, sí. Pero también abrigá tu autoestima. Elegí prendas que te representen hoy, no las que “algún día te vas a poner” cuando bajes cinco kilos. Esas promesas no abrigan. Lo que abriga es sentirte cómoda, linda, auténtica.
Embed - Tiempo de San Juan on Instagram: "Columna Este invierno, te proponemos algo: no cambiar tu cuerpo, sino cambiar tu enfoque. Abrigate, si, pero también abrigá tu autoestima con estos tips de moda de la mano de @raffa_andrada para Tiempo de San Juan en otro miércoles con "M" de moda. La nota completa en @tiempodesanjuan #moda #sanjuan #miercoles #columna #tiempdoesanjuan"
Una moda con abrazo
Vestirte no debería ser una guerra. Debería ser un juego, una expresión, un mimo diario. Este invierno, hacé el ejercicio de abrir tu placard y preguntarte:
¿Esta prenda me representa hoy? ¿Me acompaña o me obliga a esconderme? ¿Me aprieta el cuerpo… o me aprieta la autoestima? ¿Esta prenda me representa hoy? ¿Me acompaña o me obliga a esconderme? ¿Me aprieta el cuerpo… o me aprieta la autoestima?
Si la respuesta es “me hace sentir yo”, entonces vas por buen camino. Porque no necesitás otro cuerpo. Necesitás otra mirada. La tuya.