El vino está en alerta roja: el cambio climático y el mercado golpean la producción mundial que ha caído al nivel más bajo desde 1961. Además el consumo está en baja. Ese preocupante escenario se conoció en el informe crítico que presentó la OIV (Organización Internacional del Vino) en Moldavia.
En el 46º Congreso Mundial de la Viña y el Vino que se desarrolla hasta el 20 de junio en la República de Moldavia, el presidente de la Organización Internacional del Vino, John Barker, presentó un análisis detallado sobre la situación actual del sector vitivinícola mundial. El informe repasó las tendencias en superficie de viñedo, producción y consumo de uva y vino, comercio internacional y los principales problemas que afectan al futuro del sector.
Menos hectáreas
Según los datos preliminares de 2024, publicados en la página especializada Vinetur; la superficie mundial de viñedo sigue disminuyendo. Actualmente se sitúa en 7,1 millones de hectáreas, lo que supone una reducción del 0,6% respecto al año anterior y un descenso del 9% desde el año 2000. Esta cifra incluye todas las plantaciones destinadas a cualquier tipo de uva.
A pesar de esta reducción, la uva sigue siendo el segundo cultivo frutal más extendido del mundo por superficie. El 47% del viñedo global se dedica a uvas para vino. Europa concentra el 46% del viñedo mundial y el hemisferio sur representa un 12%.
Producción de vino, en picada
En cuanto a producción, el sector atraviesa una etapa marcada por una gran volatilidad. En 2024, la producción mundial de vino (sin incluir zumos ni mostos) alcanzó los 226 millones de hectolitros, un descenso del 4,8% respecto a 2023. Se trata del nivel más bajo registrado desde 1961.
La OIV atribuye esta situación principalmente al aumento de fenómenos meteorológicos atípicos relacionados con el cambio climático. Aunque durante gran parte del siglo XX los avances tecnológicos ayudaron a reducir las fluctuaciones en la producción anual, desde 2009 esta volatilidad ha vuelto a aumentar.
Consumo
El consumo mundial también muestra una tendencia descendente. Tras alcanzar su máximo en torno a 2007 con unos 250 millones de hectolitros, el consumo ha ido bajando progresivamente y este descenso se ha acentuado desde 2018. Para este año se estima un consumo global de 214 millones de hectolitros, un 3,3% menos que en 2023.
La OIV señala que esta caída responde tanto a la pérdida de poder adquisitivo por la inflación como a cambios en las preferencias del consumidor.
La diferencia entre producción y consumo ha generado un excedente destinado a usos industriales o medidas para equilibrar el mercado. En 2024 este excedente fue de 11,6 millones de hectolitros, un descenso del 25% respecto al año anterior debido a que la baja producción superó la caída en el consumo.
Vino importado
El comercio internacional ha cambiado profundamente en las últimas décadas. El índice que mide qué porcentaje del vino consumido procede de importaciones muestra que hasta finales del siglo pasado oscilaba entre el 10% y el 15%. Desde los años noventa creció rápidamente hasta situarse en un 47% en 2024: casi la mitad del vino consumido cruza fronteras internacionales antes de llegar al consumidor final.