Para prevenir más contagios de coronavirus y que la segunda ola impacte con mayor fuerza, el Gobierno decidió la implementación de una serie de medidas más restrictivas, que implican recortes horarios en el sector gastronómico como así también en el comercial. Para fiscalizar que las medidas se cumplan, la Policía de San Juan encabeza los controles en las calles y en los últimos tres días se encontraron con baños sin agua en restaurantes, mesas en el pavimento porque ya no cabía un alfiler en los locales y hasta con una fiesta clandestina VIP en la bodega Licciardi. La multa por infringir el protocolo es de $20.000 y todos los fines de semana los uniformados se encuentran clausurando los mismos lugares. Abel Hernández, subsecretario de Seguridad, dijo que la policía siente que se les “están riendo en la cara” ante la falta de sanciones más duras.
En cuanto a las faltas más comunes en los bares y restaurantes se encuentra la falta de cumplimiento de la capacidad máxima permitida. A esta infracción común se le suma una nueva que cada vez se ve con más regularidad: el corte del agua en los baños. ¿Por qué lo hacen? Para obligar a los comensales a comprar un agua mineral para que se terminen de lavar las manos ya que dejan el jabón.
La otra infracción que les llamó la atención a los uniformados es el armado de mesas en la calle. En un conocido boliche de Avenida Libertador ante la falta de mesas para atender la demanda, decidieron armar mesas en el asfalto. Fueron multados por ello.
“Quieren recaudar más, los fines de semana la Policía va a los mismos lugares y vuelven a clausurarlos por no cumplir con el protocolo Covid-19. A los propietarios les conviene pagar una multa de $20.000 y seguir abriendo porque ganan mucho más que eso. Los policías sienten que se les están riendo en la cara”, dijo Hernández.
En cuanto a la fiesta clandestina que se realizó en la bodega Licciardi, informaron desde la Policía que los autos salieron despavoridos haciendo trompos, incluso el sonidista se terminó cayendo en un desagüe. La seguridad de toda la bodega, ubicada en 25 de Mayo, la realizó un grupo de hombres que tenía hasta handies.
Cuando un local infringe la normativa, se le aplica una multa cuyo monto es fijado por la Justicia de Faltas. En general no suelen ser tan altas, lo que permite que la faja de clausura no les dure a los infractores ni un fin de semana. Se genera una especie de cadena sinfín de multa, clausura, apertura.