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Dos reconocidos sanatorios privados de San Juan están a la venta. Tanto la clínica Mayor como el sanatorio Mayo atraviesan una situación económica difícil. Jaqueados por las deudas al personal y por compromisos impagos por parte de las obras sociales que reciben, los propietarios decidieron abrirse ante ofertas de venta. Desde los gremios que nuclean a los trabajadores de ambas clínicas, indicaron que ven con buenos ojos las transacciones.
La clínica Mayor se encuentra ubicada en Concepción, Capital. El grupo San Ramón es propietario del nosocomio, también son dueños de la cochería San Ramón, una de las más conocidas en la Provincia. En el sanatorio atienden a adultos, a parturientas y a bebés prematuros. La última vez cuyo nombre salió en los medios fue por el caso de Liam, un bebé al que le tuvieron que amputar los dedos de la mano tras intentar darle calor con un secador de pelo, según aseguró la madre de la criatura, Florencia Guevara.
Desde la clínica Mayor explicaron que la mayor dificultad financiera tiene que ver con las deudas que arrastran de obras sociales que no les pagan en tiempo y forma por la atención a los afiliados. Además, indicaron que los gastos de personal son muy altos.
"Es una decisión de los propietarios la venta del sanatorio. Lo que sí nos preocupa es mantener las fuentes de trabajo y que se pague en tiempo y forma. Actualmente están pagándole a los empleados con dificultad, pero les están pagando”, indicó el secretario general de ATSA, Alfredo Duarte. Hay aproximadamente 30 empleados agremiados al sindicato que trabajan en esta clínica.
El sanatorio Mayo tiene varios propietarios, casi todos médicos. Se encuentra ubicada en Capital, en el microcentro sanjuanino. Cuenta con clínica médica, con internación, con quirófano y con una terapia intensiva. Antes de convertirse en una especie de hospital, en el edificio funcionaba un hotel.
Las cuentas en el sanatorio están al rojo vivo. Mantienen una deuda de vieja data con los trabajadores que se desempeñan allí y también, al igual que en la clínica Mayor, aclaró uno de los dueños en estricto off que padecen la falta de pago de las obras sociales, que pagan con demoras de hasta un año.
Por su parte, el portavoz del sindicato ATSA dijo: "Hace años que no pagan los salarios en tiempo y forma. Desde el 2008 no hacen los aportes correspondientes a la seguridad social (ANSES) ni tampoco los aportes al gremio ni a la obra social que los ampara. Hemos hecho todas las presentaciones necesarias en la subsecretaría de Trabajo, pero la situación no se ha normalizado”. Duarte informó que son 60 los afiliados a ATSA que trabajan para el sanatorio Mayo.
Consultado sobre la situación, Pablo Flores, del sindicato médico, alegó: "Se sabía que ambas clínicas están en venta. Están atravesando una situación económica muy compleja. Hay que resguardar las fuentes de trabajo”.
En el Colegio Médico explicaron que la situación financiera del sector salud no está atravesando su mejor momento y que los gastos en personal insumen el 50 % de lo facturado, ya que se trata de personal profesional el que se ocupa. A esta situación se le suma el aumento sostenido de los insumos que se usan para las distintas áreas.
Forjar Salud, la obra social de la Unión Obreros Metalúrgicos (UOM), se quedó en el 2008 con el Sanatorio Almirante Brown, el último de los hospitales de la quebrada ex Asociación de Obras Sociales (ADOS) y tras dos intentos fallidos de venta. Fue por decisión del juez Arturo Varas, del Séptimo Juzgado Civil, que estuvo a cargo del proceso de quiebra, quien consideró que fue la mejor oferta que se presentó por el centro asistencial. El sanatorio cambió de nombre por clínica Santa Clara, como se llama actualmente,
Buenos Aires Servicios de Salud (BASA SA), como se denomina el grupo, hizo una oferta principal por 8,3 millones de pesos y como alternativa B ofreció 8,5 millones de pesos.
Este concurso de precios, que tuvo lugar en junio del 2008, fue el tercer intento de la Sindicatura y del magistrado por liquidar el Almirante Brown. En 2006 quedaron desiertas dos licitaciones y, por eso, Varas optó por un concurso de precios sin base económica para atraer la atención de los interesados en el edificio.
La mayor parte de los clientes de la clínica Santa Clara son jubilados, que cuentan con la cobertura de PAMI.
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