En plena recomposición del peronismo correntino y tras oficializar su candidatura a legisladora bonaerense, Cristina Fernández de Kirchner encabezó este sábado un acto en Paso de los Libres que dejó definiciones contundentes. Respaldó al intendente local Martín “Tincho” Ascúa como candidato a gobernador, denunció persecución judicial y arremetió contra las políticas del presidente Javier Milei.
“Desde que anuncié mi candidatura, se soltaron los demonios: ahora quieren verme presa. Si estoy acabada, como dicen, ¿por qué no me enfrentan en las urnas?”, desafió la exmandataria ante un auditorio colmado. Y fue más allá al recordar que fue víctima de un intento de asesinato: “Me gatillaron en la cara porque quieren verme presa o muerta. Pero lo que no van a poder detener es al pueblo”.
Cristina también aprovechó el escenario para reivindicar su decisión de postularse a la Legislatura bonaerense, desafiando a quienes interpretan su candidatura como un retroceso político. “En 1962, Perón fue candidato a vicegobernador desde el exilio. Esto no es una obra de teatro. En el peronismo, cada uno debe estar donde más pueda ayudar”, sostuvo.
En su discurso de unos 35 minutos, no faltaron críticas al Gobierno nacional. Acusó a Milei de repetir viejas recetas económicas y comparó su plan con la convertibilidad de los '90 y la tablita de Martínez de Hoz. “Es como el yogurt: tiene fecha de vencimiento. Aunque no la veamos, la tiene”, ironizó.
La líder peronista también hizo un repaso por su gestión y la de Néstor Kirchner: “Durante esos 12 años la gente vivía un poco mejor. Después vinieron los que se decían honestos y todo empeoró”.
El acto en Corrientes tuvo una doble función. Por un lado, significó una señal clara de apoyo a Ascúa, quien representa la renovación del PJ local tras años de intervención. Por otro, reactivó la campaña opositora en una provincia gobernada hace más de dos décadas por la UCR.
“Después de seis años de intervención, el Partido Justicialista correntino recuperó su democracia interna y eligió a sus candidatos. Es hora de volver a gobernar para la gente”, afirmó Cristina, dejando clara su apuesta por disputar el poder provincial.
En un giro inesperado, también se refirió al caso Loan Peña, el niño desaparecido en Corrientes. “No podemos vivir en una provincia donde se roban un pibe. Vimos cómo quisieron tapar lo que no se puede ocultar. Necesitamos construir una Corrientes que cuide a su gente”, expresó con dureza.
Mientras tanto, en Buenos Aires, la interna del peronismo provincial sigue caliente. El regreso de Cristina a la escena nacional se da en un contexto de negociaciones tensas con el gobernador Axel Kicillof, quien logró autonomía tras su reelección pero enfrenta presiones en el armado de listas y definiciones legislativas.
Si bien hubo señales de distensión entre ambos —incluidos contactos directos y una reunión cara a cara—, persisten diferencias en temas clave, como la reforma que habilitaría reelecciones indefinidas para legisladores y concejales. Kicillof impulsa un proyecto más integral, que también beneficie a los intendentes, mientras que el cristinismo busca avanzar con otra iniciativa paralela.
En ese marco, Cristina mantuvo encuentros con intendentes de la Tercera Sección electoral, reforzando su influencia en el armado territorial. Kicillof, por su parte, advirtió a su tropa que cualquier acuerdo deberá ser debatido internamente y que su apoyo a la gestión provincial es innegociable.