El femicidio en Angaco que se cobró la vida de Yanina Pérez, después de que Ariel Omar Pérez la apuñalara ocho veces, sigue sembrando más dudas que certezas por el contexto en el que se desató. Es que si bien está claro que el femicida es el único acusado, lo que permanece en la nebulosa es el accionar de las instituciones, en este caso, de la Municipalidad de Angaco.
Luego de que el desempeño de la Policía quedara bajo la lupa tras las aseveraciones de una de las hijas de la víctima, que aseguró que en la Comisaría 18° no le quisieron tomar la denuncia por la violencia de género que el imputado ejercía contra su madre, ahora quien quedó en la mira fue el municipio donde ambos trabajaban.
Fuentes del caso le comentaron a Tiempo de San Juan que el femicida cumplía funciones en el municipio como contratado y que en el último tiempo tenía designada la tarea de pintor en el cementerio, es decir, en las mismas instalaciones donde la víctima realizaba trabajos de mantenimiento y preparación de los servicios fúnebres. Sin embargo, indicaron que las labores del femicida eran en horario de tarde.
Este diario se comunicó con el intendente de Angaco, José Castro, y le consultó de manera oficial sobre esta cuestión. El mandatario que respondió negó que Pérez fuera empleado del cementerio y, al mismo tiempo, sostuvo que su horario de trabajo era en el turno tarde.
"No, el no trabajaba en cementerio y tampoco estaba en turno de trabajo, ya que él trabajaba en horario de tarde mientras que Yanina lo hacía en horario de mañana", contestó. Frente a la repregunta -por lo ambigua que resultó su respuesta-, el jefe comunal guardó silencio y no volvió a expresarse, por lo que la duda todavía pesa.
Testigos dijeron a la Justicia que el ataque ocurrió cuando la víctima abrió el portón del cementerio para que un camión ingresara al lugar. A los segundos, el camionero descendió y escuchó los gritos de Yanina; y cuando fue a ver qué pasaba observó que el femicida ya la había apuñalado. Al principio creyó que la estaba golpeando, pero cuando se acercó vio con detalle que tenía un cuchillo y que la víctima estaba visiblemente herida.
Otros testigos también lo identificaron y lo vieron cómo se alejaba de la escena para luego perderse entre los parrales. Esas personas fueron las que prestaron asistencia inmediata a Yanina y, en una camioneta propiedad del municipio, la trasladaron de urgencia al hospital departamental. Lamentablemente, al nosocomio llegó sin signos vitales.
Cinco días antes, compañeros de la víctima y del victimario y otros testigos afirmaron que los vieron discutir en las cercanías de la municipalidad. Las hijas de Yanina relataron que su madre era hostigada constantemente por el acusado, además de haber sido blanco de sus amenazas y malos tratos.
La otra institución que quedó en el centro de la polémica fue la justicia sanjuanina, que en dos oportunidades condenó a Pérez por violencia de género y su intervención no fue suficiente para frenar sus accionares desmedidos. Primero secuestró, ahorcó y apuñaló a una ex y por ello le dieron un año de prisión efectiva y, más tarde, le propinó cinco puntazos a la misma mujer. Por ese ataque recibió un año más de pena efectiva y a los 12 meses recuperó la libertad.
Lamentablemente, nunca se recuperó y su violencia escaló tan alto que estalló contra Yanina, quien no corrió con la misma suerte que la otra víctima y falleció producto de las heridas que sufrió tras la brutal y sorpresiva embestida del femicida.