Un mes antes de definir si efectivamente se jugará la épica del regreso como postulante a gobernador, José Luis Gioja deberá definir si su agrupación Lealtad Justicialista competirá por dentro o por fuera del oficialismo provincial, rebautizado San Juan por Todos.
Ese es el principal dato a la hora para comprender a fondo la movida desatada en los últimos días por el sector del ex mandatario. Que se disparó con formato publicitario de grandes tiendas y la soledad de una palabra –Vuelve- apuntando a la incertidumbre. Que tuvo la particularidad de una originalidad y un montaje de bajo presupuesto –real o forzado- aunque en realidad nunca dejó demasiado espacio para la duda. Y que concluyó la etapa con un anuncio previsible de que sería candidato, pero sin definir –o sin difundir- si lo sería dentro de la escudería oficial o lo sería por colectora.
Fue un anuncio que se veía venir, ante la cuenta regresiva del sitio habilitado para tal fin. Apenas demorado un día ante el doloroso trance familiar de duelo. Y que, en lo político, una comprensión de los tiempos del calendario electoral develaría como lógico. Finalmente, se trató de una mano levantada reclamando visibilidad y dejando constancia de que yo te avisé. En público.
Hay matices personales y de repercusión política a la vez. Los primeros, dados por el formato para avisar que se opera en una frecuencia de 20 días de anticipación para iniciar unas negociaciones que, a juzgar por esa confesión de parte, aún no ocurrió.
Y que deberían ocurrir, ahora con el ingrediente de quién llama a quien: Gioja acaba de mandar el mensaje en su confesión de no haber sido llamado, lo que a su criterio debería suceder en ese sentido de parte de Sergio Uñac. Ese, entonces, el sentido del llamado entre dos figuras excluyentes de la política provincial, el primer obstáculo a superar. Si es que es cierto eso que dijo Gioja de no haber sido convocado.
Luego, una primera aproximación de la realidad: tanto por afuera como por adentro, Gioja no dispone hoy de las mejores posibilidades de triunfo. Mide un piso apreciable, también un techo que le cuesta perforar. Su mayor fortaleza, el recuerdo de su gestión. Su debilidad, el peso generacional y el político de su referencia nacional. Igual, nada definitivo: se conoce de sobra la capacidad del tablero político para ponerse patas para arriba de un minuto a otro.
En cambio, sí dispone el ex gobernador por obra y gracia del sistema de ley de lemas de un poder de fuego considerable en las chanches ajenas: de su presentación por dentro dependen las chances reales de Sergio Uñac. Yendo por dentro, puede garantizar ese flujo de votos que necesita el actual mandatario para ser reelecto y desbordar a Marcelo Orrego. Yendo por fuera, lo contrario: puede privar a Uñac de votos valiosísimos, que en este caso no se sumarían.
En las entrañas de los allegados a Gioja hay divisoria de horizontes. Están los que consideran que sí tienen chances reales de ganar si es que Uñac finalmente no es candidato y designa a cualquier sucesor en su lugar. Y están los que sostienen que la verdadera expectativa de Gioja es apenas ocasionar una derrota en Uñac y luego ser senador nacional. En este caso hipotético, una cosa relacionada con la otra. Deducen: si el ejecutivo provincial no reelige, luego le costará una Paso con Gioja por el Senado, más aún con la dispersión e incertidumbre de postulantes presidenciales.
Habrá que pasar entonces a los ensayos de laboratorio:
-Si decide finalmente ir por dentro de la estructura oficialista, resultará que finalmente alguien lo llamó –en persona o por vías colectoras- para acordarlo. Quien lo haya hecho, habrá accionado la válvula de la conveniencia: contener los votos de Gioja por dentro para valerse de ellos en la cuenta finalmente. Que tienen que ser de José Luis, excluyentemente. Ningún otro, ni siquiera con su mismo apellido, dispone del mismo alcance.
En su aparición de esta semana, Gioja se mostró distante. Dijo que se enteró del cambio de nombre del frente por los diarios, tampoco le dio mucho valor. Y al resaltar que no define si por dentro o por fuera, se interpreta que considera válido y posible ambas opciones.
Si anuncia que va por dentro con fecha límite el 23 de este mes, en su entorno dicen que obtendrá un par de beneficios: financiamiento y expectativa. El financiamiento responde a una pregunta no menor en los armados políticos de estos días en todos lados (oficialismo y oposición): ¿quién va a pagar todo esto? Lo que debería surgir de estas negociaciones. En las que se agregan definiciones de posibles cargos futuros en una virtual mesa de ajedrez, como sugirió algún lector. Aunque para hacerlo es indispensable ganar. Y ganar es sólo posible, factible, pero no seguro como para ir repartiendo de antemano.
Y expectativa, porque sostienen que Gioja se tiene fe ante cualquiera que Sergio Uñac ponga en su reemplazo si él finalmente no compite por resolución judicial. Ya sea con alguno de su entorno íntimo (Rubén Uñac, Gattoni o Aballay) como con cualquier “externo afín” (Gramajo o Andino). En el uñaquismo responden que es muy bueno que Gioja se sienta con chances, porque eso facilitaría que se la juegue y vaya por adentro.
En su conferencia, Gioja insistió con su interpretación legal de que a su criterio Uñac no puede volver a postularse, lo que pavimenta esta especulación. Para eso, es como el poker: pagar para ver. Es decir, inscribirse por dentro para ver qué sucede. Y no quedar haciendo la gran Armani: atajar los penales del rival. Una puertita abierta al revoleo y conociendo a los protagonistas: ¿no podría anotarse por dentro y luego desistir si hay algo que no le gusta? ¿Qué efecto tendría eso?
-Si decide ir por afuera, en cambio, significará que la pulseada se saldó llegando a la fecha límite sin avances sustanciales. Allí ya no puede sostener Gioja que lo hace para ganar competitividad, porque objetivamente bajarían sus chanches de volver a ser gobernador. Entonces, ¿por qué lo haría?
La primera respuesta va por el lado de las emociones y eventuales cicatrices internas no saldadas: el daño que puede ocasionar en filas ajenas, dificultando las posibilidades de triunfo de Uñac.
También hizo flamear alguna carta estos días en ese sentido: no sólo aceptando en público la posibilidad de hacerlo sino también alentando versiones de unión con otros miembros del pan oficialismo. Como Franco Aranda, referente del massismo en San Juan que atraviesa las mismas cavilaciones sobre si integrar o no el frente provincial. O el mismo partido de Alberto Fernandez, Parte, que en San Juan conduce Martín Azcona –de vínculo con Gioja- y que no pasa de categoría de sello de goma pero que será reflejo de las operaciones nacionales y ya se juntó en la provincia con el socialismo. Un partido de escaso alcance electoral pero larga prosapia progre y buena potencialidad en un sector que a Uñac también le convendría atraer.
Si uno pregunta en los alrededores de Gioja quién solventaría la campaña en el caso de ir por afuera, la respuesta es multifunción: la Nación, dicen. Si, pero de qué sector de la Nación. Y allí enumeran: el kirchnerimo (que jamás ha hecho ver en San Juan la mano generosa de campaña, ni cuando era banca) y su socio Sergio Massa. Justamente, el massismo, el espacio nacional con el comienza a tejer fuerte Uñac. Hasta agregan al gobierno nacional, aunque el albertismo siempre hizo sapo cuando se trató de financiar aventuras fuera del AMBA, poco se explica por qué ahora sería diferente.
Allí aparece la verdadera cuestión nacional: la presidencia, con Paso en agosto, apenas tres meses después de la elección local. Y la más cercana para San Juan, legisladores: La provincia es una de las 8 que renueva bancas en el Senado, por lo tanto de especial relevancia a nivel federal. Esa será otra historia, que igual escribirá sus primeros capítulos en la cita de mayo.