Este viernes por la mañana, San Juan se tiñó de negro por la tragedia, en pleno centro, que se cobró la vida de una mujer de 65 años que viajaba como acompañante en el vehículo que fue impactado de lleno por un colectivo, en el cruce de Av. Libertador y Aberastain. Según informaron fuentes policiales, el automóvil que recibió el choque había frenado -casi a la altura del boulevard de la avenida- para darle paso a un peatón que cruzaba la calle y, por ello, surge el planteo: ¿quién tuvo la culpa del fatal siniestro vial?
Tiempo de San Juan le consultó al reconocido instructor de manejo Jorge Ibáñez, quien opinó sobre el accionar del conductor del Corsa embestido y del chofer del colectivo -de la empresa Clasur- implicados en el incidente que acabó con la vida de María Nohemí Bajinay, respaldado en las leyes de tránsito, desconocidas -a su entender- por una gran mayoría.
Si bien hay quienes sostienen que el automóvil que se dirigía por Aberastain -de norte a sur- e intentaba doblar hacia la izquierda había frenado -como la ley lo indica- para dar paso a la persona que estaba por cruzar la avenida, para el especialista es importante determinar a quién le correspondía avanzar. Acorde al informe policial, el transporte público se desplazaba por Libertador de oeste a este cuando chocó el lado derecho del rodado y, desgraciadamente, la mujer que falleció como consecuencia estaba allí sentada.
"Quien tiene la derecha es quien tiene el paso y en este caso era del colectivo", señaló Ibáñez.
Al mismo tiempo, aclaró que la velocidad será fundamental pues el colectivero estaría complicado.
"Un conductor de cualquier tipo de rodado no puede atravesar una encrucijada a más de 30 kilómetros por hora, por más que sea avenida o calle común, no existe ninguna prioridad para el que se dirige por una avenida, aunque una creencia popular lo sostenga, tal como lo indica el Artículo 51 de la Ley 24.449", agregó.
¿No lo vio incorporarse a la avenida?, ¿lo vio y no tuvo tiempo de frenar para evitar el choque?; son preguntas que los peritos se encargarán de responder pero, en ese sentido, el instructor señaló: "El sistema de freno de una unidad de este tipo presenta un tiempo de demora a tener en cuenta, primero la de la reacción, es decir cuánto tiempo pasó hasta que se dio cuenta de que tenía un auto de frente, y segundo el del sistema de aire comprimido de los frenos, por lo que a mayor velocidad que se desplace, menor será la capacidad de reacción que tendrá".
La ignorancia, el gran problema. Para Ibáñez, la mayoría de la gente que conduce sabe lo que está bien y lo que está mal, pero en muchos casos se acarrea cierto conocimiento que es erróneo y que eso termina siendo clave en los siniestros viales que ocurren en la provincia.
"Hay una mala educación que dice que la avenida tiene prioridad, que una calle principal tiene prioridad y tantos otros mitos que son considerados como verdad y que están dentro de la ley, pero no es así. No nos instruimos, no nos capacitamos y circulamos todos con ese concepto", explica.
Una cadena del desastre. Es que a pesar de que haya conductores que intentan manejar como la ley lo impone, están sumidos en un contexto del que no pueden escapar y que muchas veces los termina afectando, según acentúa.
"Por más que estemos en conocimiento, nos cuesta aplicarlo porque estamos mal acostumbrados. Si alguien hace una mala maniobra, o no respeta una señal, me obliga a mí a infringir también, como sucede con las rotondas en el Conector Sur, que si voy por la rotonda estoy obligado a frenar porque el que viene por la vía no lo va a hacer y me expone a ser chocado", detalla.