Jorge Eduardo Díaz (31) es el nombre del sujeto que cayó por tercera vez, en tres meses, por propinarle brutales golpizas a su expareja, de apellido Jofré y de 24 años. La primera denuncia la radicó en febrero pasado, la segunda en marzo y, la tercera, a fines de abril. Finalmente, el violento fue condenado a ocho años de cárcel por ser reincidente.
Precisamente, la primera denuncia en su contra fue durante la mañana del sábado 15 de febrero. En la madrugada de ese día, un llamado anónimo alertaba a los policías de la Comisaría 34ª de un hombre que estaba golpeando fuertemente a su pareja en un domicilio del barrio Jardin La Bebida, en Rivadavia. Los policías lo detuvieron y lo pusieron a disposición de Flagrancia por lesiones leves agravadas por el vínculo.
El segundo hecho de violencia de género por el que fue denunciado tuvo a la misma persona de víctima. Sin embargo, la víctima nunca fue la denunciante. En el primer caso fue un llamado anónimo de un vecino. En esta ocasión, el denunciante fue un pasajero de un colectivo.
Ese testigo lo que graficó fue que vio correr a una mujer, mientras un hombre iba detrás con intenciones de golpearla. La alcanzó y efectivamente la golpeó. Cuando llega personal de la Comisaría 34ª, a la intersección de calle Pellegrini y Avenida Ignacio de la Roza, en Rivadavia, se encuentra con la víctima en un evidente estado de nerviosismo.
Al principio, negó haber recibido una golpiza por parte de Díaz pero luego se quebró y contó todo. Según contó, la mujer trató de abandonar el domicilio donde convivían pero el agresor comenzó a insultarla y golpearla. La joven pudo zafar y escapó. Detrás corría el golpeador, quien la alcanzó y siguió con los golpes. Lo detuvieron, fue juzgado por las lesiones leves agravadas por el vínculo pero volvió a quedar en libertad.
En el último hecho, ocurrido durante la medianoche del pasado jueves 30 de abril, el agresor volvió a golpear a su expareja. Esta vez, lo hizo en las afueras del domicilio en el que convivía y ante la mirada de todos sus vecinos. Afortunadamente, los vecinos intercedieron, cesaron la golpiza, llamaron a la Policía y volvieron a detenerlo.
Lo pusieron nuevamente ante un juez de Flagrancia, quien definitivamente lo condenó a cumplir una pena de prisión efectiva. Fue juzgado a pasar 8 años de cárcel. Y no sólo contaba con estos tres antecedentes, sino que contaba con otros más: en el 2004 cayó detenido por robo; un año después, por actuaciones investigativas; y en el 2013, por robo reiterado.
