La que faltaba: que Buenos Aires estornude y San Juan se resfríe
Los sistemas de rutas, de ferrocarriles, de medios y hasta de deportes o espectáculos son un certificado de la malaria de un país extremadamente centralizado. Hasta lo más insólito: una tormenta de granizo en la Capital dejó sin luz a todo el Oeste argentino. Por Sebastián Saharrea
Nada escapa a los tentáculos centralizadores porteños, igual a como era el país en los inicios del siglo XXI. Todo empieza en Buenos Aires y, si no, no sirve. Ocurre en la vida cotidiana: si uno quiere tomar un avión a Neuquén, debe aterrizar antes en el aeropuerto metropolitano; hasta si uno es hincha de un equipo de fútbol provincial, debe serlo también de Boca o de River, San Lorenzo o alguna opción del otro lado del Riachuelo pero a muy pocos metros como Racing o Independiente.
Si uno mira la tele, lo mismo. Primero, los canales porteños, que son los que miden el rating nacional, o por lógica los programas porteños. Y, peor aún, los informativos porteños que se la pasan contando lo atascadas que están las autopistas, entregando concejos sobre por dónde hay que circular, o transmitiendo 10 horas en vivo desde algún piquete que los tiene mortificados.
El colmo fue lo del miércoles: Casi todo San Juan, Mendoza, San Luis, Neuquén y La Rioja se quedaron sin luz por la fenomenal tormenta de piedra que azotó a Buenos Aires y de la que todos nos enteramos porque los noticieros “nacionales” fatigaron con el asunto todo el tiempo.
Y para quien se tomó el trabajo de fijarse, malas noticias: esos noticieros “nacionales y federales” no contaron casi nada del apagón en medio país, menos aún informando que se produjo porque alguien pisó un enchufe equivocado en la Capital Federal.
Esa fue la información de Districuyo sobre el apagón generalizado del miércoles: así, a secas y sin sonrojarse, que había sido consecuencia de la tormenta porteña. Más asombroso aún: la generación nacional de energía no está en Buenos Aires, lo que explicaría en parte por qué el transporte desde Buenos Aires al interior tuvo problemas. Se genera en el interior, viaja a Buenos Aires y de allí de vuelta al interior, doble viaje. Desde el Chocón -en Neuquén- a Bs. As.
Y de allí de vuelta a Neuquén. Y luego, Neuquén sin luz. De locos.
Excepto la línea de 500 Comahue-Cuyo que, parece, esta vez no tuvo nada que hacer para evitar la tormenta porteña. Al fin y al cabo, el nombre del sistema eléctrico nacional entrega alguna explicación al problema: se llama Sistema Centralizado. Eso es, bien centralizado.