En cada rincón del Sportivo Los Andes Tudcum hay historias que reflejan el sentido de pertenencia y son carne viva de la pasión que la institución despertó entre los suyos. Ese es el caso de José María Muñoz, un verdadero producto de la cantera andina, que llegó siendo un niño y que hoy, como padre de familia, continúa ligado a la escuadra que tiene a la Cordillera en su horizonte.
Es que quien curiosamente ostenta nombre de relator siempre estuvo vinculado a la Joya del Desierto. Primero lo hizo como jugador para después colgarse el silbato y dirigir a los más chicos. Su recuerdo más lejano lo transporta a sus 6 años, cuando pateó una pelota por primera vez en club. Más tarde y apenas con 13, debutaría en Primera, sería capitán y hasta jugaría con su hijo mayor, cumpliendo uno de sus sueños más grandes.
Si bien tuvo la oportunidad de ir a parar a otros equipos, algo que se estila entre los clubes vecinos de la comuna iglesiana, prefirió quedarse y rechazó cada propuesta que lo mantuviera lejos. Su entrega adentro del campo lo transformó en un emblema del equipo blanquinegro, con el que se consagró campeón de la Copa de Campeones y con el que jugó hasta el año pasado, cuando a sus 37 años decidió dar un paso al costado y colgar los botines.
Sin embargo, dicha despedida resultó a lo grande puesto que sus últimos partidos fueron junto a su hijo mayor, un recuerdo que quedará sellado en su memoria como así también en su corazón. "Siempre me gustó jugar acá. Es más, compartí jugar en Primera con mi hijo, era un sueño que tenía y se me cumplió. Fue algo muy especial", confiesa el protagonista.
Acompañado en todo momento por su familia, pues su esposa y su hijo más chico también pertenecen al club andino, ella es futbolista del equipo de mujeres y el nene es uno de sus alumnos de Inferiores, el maestro no sólo enseña las bases y conceptos del fútbol, sino también inculca valores y por, sobre todo, se ocupa de que el legado de amor por los colores se transmita a las generaciones futuras.
"Mi idea es formarlos, ya sea como jugadores o que sean buenas personas. Enseñar los principios, los valores, el respeto adentro de la cancha, al compañero", sostiene el entrenador que en 2019 fue cuatro veces campeón con los distintos equipos de Los Andes que dirigía y que, con orgullo, destaca a aquellos futbolistas que salieron del club y brillaron más allá de los límites de sus pagos.
Entre sus archivos más recientes, remarca la vez que un jovencito, que se formó bajo su ala, dio el salto a las divisiones inferiores de Huracán y permaneció en la pensión de la Quemita, al igual que resalta al pibe que también salió del portero andino y que, actualmente, tiene un lugar en las áreas formativas de uno de los clubes más grandes del fútbol argentino, Independiente de Avellaneda.
Nacido y criado en la cancha que se aloja entre montañas y que ofrece un escenario excepcional, cuyo verde del césped contrasta con el marrón de las lomas a su alrededor, José María admite que el club -más que una casa- representa un hogar en el que experimentó todo tipo de sentimientos y que, por ello, resulta parte de su identidad y su esencia.
Es en ese sentido que, en un estado de plenitud total, quien podría ser considerado un "hijo andino" concluye y confiesa: "Los Andes para mí es todo. No puedo explicar lo que siento por Los Andes, es algo muy grande y haber ganado la Copa de Campeones es lo máximo para mí. Siento que aquí gané todo".
Embed - Jose maria muñoz - Ex jugador y DT de inferiores en Club Los Andes Tudcum