Argentina es campeón del mundo y el fútbol es más justo. Justo por Lionel, justo por Scaloni, justo por los que tuvieron la revancha en Qatar, justo por la camada de pibes que llegó a revolucionar al plantel, justo por los 44 millones de argentinos que confiaron en esta selección. Argentina alcanzó la gloria después de 36 años en una Copa del Mundo épica, contra el último campeón y con D10S en la cancha.
Mucho para analizar, mucho para disfrutar. Argentina tuvo un primer tiempo perfecto, con un Ángel Di María descomunal que volvió loco a todo Francia. Pero hubo otros puntos altos: Mac Allister, probando desde afuera con un fuerte remate, y De Paul haciendo lo mismo.
Argentina profundizaba y asfixiaba a Mbappé y compañía, pero sin chances de abrir el marcador. Fue recién a los 21 minutos cuando llegó el penal a Di María, que Messi convirtió en gol fácilmente.
Y a los 35 minutos llegó el segundo tanto argentino, el primero de Di María, tras una jugada magistral entre Messi, Julián y Mac Allister.
Todo era felicidad y Argentina se fue al descanso con un 2-0 a favor. Sin embargo, como no podía ser de otra manera, Argentina iba a terminar sufriendo en el complemento. Con un Mbappé imparable y eficaz, el conjunto francés alcanzó el empate en menos de cinco minutos. Increíble.
Ya en el alargue fue todo angustia. Messi convirtió otra vez, pero otra vez apareció Kylian para empañar la alegría argentina. Sobre el final, el Dibu Martínez y una atajada emblemática para estirar la definición a los penales, donde el arquero albiceleste sacó chapa y otra vez se transformó en héroe.
Se hizo justicia. Argentina se consagró campeón del mundo y Messi pudo por fin levantar la misma copa que miraba allá por 2014, después de perder la final con Alemania. Gracias.