La genética sigue regalándole a los científicos nuevas sorpresas y esta vez un descubrimiento publicado en revistas internacionales está muy cerca de San Juan. Es que un equipo de investigadores argentinos descubrieron el cuarto rasgo genético propio de América y que sólo parece estar presente en la población cuyana.
Hernán Dopazo, especialista en genómica evolutiva y poblacional y fundador del banco genómico PoblAr, contó cómo se dio este descubrimiento en Twitter y por qué es tan importante para las sociedades actuales. Junto a él trabajaron alrededor de 30 investigadores de todo el país de institutos científicos, el CONICET, la Administración de Laboratorios e Institutos de Salud y otros organismos. El primer autor del trabajo es el genetista de poblaciones humanas Pierre Luisi (Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba).
Dopazo detalló que este gen pura y exclusivamente cuyano fue descubierto en un estudio mucho mayor sobre cómo es la genética ancestral y moderna argentina. Mientras registraban los componentes del ADN nacional encontraron que en la región que ocupan las provincias San Juan, Mendoza, La Rioja y San Luis había un rasgo que o han encontrado antes en ninguna otra parte del mundo.
El investigador dio detalles en Twitter, donde fue explicando cuáles son los componentes más comunes en el genoma argentino, compuesto por partes de Europa, África y, por supuesto, nativo Americana. Es en este último grupo donde la región de Cuyo dio la gran sorpresa. Es que mientras los investigadores mapeaban estos rasgos genéticos encontraron en un principio tres grupos comunes que se pueden encontrar tanto en Argentina como en otros países, pero se encontraron con un tercero diferente, nunca antes catalogado.
Este componente es único de Cuyo y no se desprende de los tres anteriores. Sí hallaron una especie de "pariente cercano" o mejor dicho ancestro en regiones patagónicas del Sur, siempre en zonas cordilleranas y sería un componente antiguo que se mantuvo vivo en la sangre y genética cuyana.
En el informe de los científicos esta "cuyanía genética" no fue explicado en cuanto a cómo se refleja en los individuos pero sí puede aportar datos sobre la sociedad local. Es que según explica Dopazo en un hilo de Twitter, es a través de estudios de ancestría como este se pueden identificar características genéticas de poblaciones que son muy difíciles de rastrear de otra manera. El científico explicó que este descubrimiento podría dar más información a comunidades originarias de Cuyo que son más difíciles de estudiar por el modo de vida que debieron adoptar tras la conquista, cuando fueron incorporados como manos de obra en la sociedad colonial y esto habría implicado una ausencia de comunidades tradicionales en la región en la actualidad.
Conocerse para entender
En una entrevista que dio a Página 12, Dopazo insistió en la importancia de estos estudios porque dan una mirada más realista de los componentes genéticos e históricos de los pueblos. Por ejemplo, dice Dopazo, cuando alguien presume que todos los ciudadanos de Argentina son de ascendencia europea, “queda claro con estos datos que no es así, que no podemos decir eso”. “Decirlo es generar una falsa imagen de lo que es un país. Si no sabes quién sos, tenés un problema”, añade, mientras imagina las alianzas ambiciosas con las ciencias sociales que este tipo de datos podría generar también.
Pero este tipo de trabajo, detalló el investigador, no son comunes en Latinoamérica porque no hay apoyo suficiente a la comunidad científica. "Tenemos autonomía para hacerlo. Colegas de países como Perú, México o Chile no pudieron. Nosotros sí”. Por eso, dice, los investigadores locales demostraron con este trabajo, y este hallazgo, que Argentina sí está en condiciones de integrar consorcios internacionales abocados a esta área de investigación, algo para lo cual, además de apoyo, precisan financiación, señala.
Tener información de la población latinoamericana no es tan sencillo, especifica. “En 2015, terminó uno de los proyectos que más trató de hacer esto, uno peruano. Tenían ese criterio: tomar individuos de ciudades distintas, que son como estrellitas lejanas. Lo que sucede es que meterse en el territorio para hacer estudio más básico de la diversidad es algo que corresponde a cada país, no a un consorcio internacional”. Los países centrales, habitualmente con más disposición de fondos para investigación, pueden, sí, alentar y colaborar con esos proyectos, pero esa información pasa a formar parte de bancos de datos organizados con criterios diferentes a los que podrían guiar, por caso, el trabajo de un biobanco argentino como PoblAr, explica el investigador.
El estudio “es el primero que analiza todo el genoma nacional, hay muchos marcadores, centenares de miles. Y lo hicimos absolutamente acá”, con autoría local. El estudio dio cuenta también de otra información que, dice el investigador, es conocida, como la ratificación de herencia genética africana (atribuida a las corrientes del tráfico de esclavos) y europea más fuertemente del sur que del norte.