“Están bien, pero se las está monitoreando”, cuenta Paula Gattoni, una de las especialistas del Parque Faunístico al referirse al grupo de tortugas que fueron rescatadas por la Policía luego del robo de los reptiles ocurrido el pasado lunes en el lugar. Al respecto, sostiene que las tortugas que se llevaron fueron 15 y que, hasta el momento, la Policía encontró 5 y, al mismo tiempo, rescató otras dos que no estaban anteriormente en el Parque, pero que eran mantenidas en cautiverio, una actividad prohibida por ley. Al mismo tiempo, ofrece un detalle pormenorizado sobre el estado de esta especie en la provincia.
“Las tortugas que fueron rescatadas se mantienen en cuarentena, separadas del resto. Así se van a mantener por lo menos hasta finales de agosto o principios de septiembre. Esto se hace, porque no sabemos dónde han estado y con qué han tenido contacto, entonces pueden traer alguna enfermedad que podría afectar al resto de la población. Además, como es invierno, estos reptiles permanecen en estado de brumación, que es una etapa en la que tienen el metabolismo más bajo. Entonces, tampoco se pueden estar manipulando, porque no es bueno para ellas”, detalla a Tiempo de San Juan la especialista.
Lo que saben hasta el momento sobre dónde estuvieron las tortugas víctimas del robo, es que las encontraron en domicilios en los que las estaban comercializando. “Justamente, se las llevan para venderlas como mascotas, algo que está prohibido. La ley las protege del mascotismo, por un lado, porque forman parte de la fauna autóctona y por otro, porque se trata de una especie que se encuentra en estado de amenaza y eso sucede, justamente, porque hay gran cantidad de ellas en cautiverio”, detalla Paula.
Si bien no hay detalles específicos sobre el valor al que se comercializa este tipo de animales, debido a que las transacciones forman parte de un mercado en negro, se estima que cada una puede tener precios superiores a los $30.000.
“Que pasen estas cosas, como el robo, por un lado perjudica el estado de conservación de la especie, que ya es preocupante. Y, en particular, estas tortugas son importantes para nosotros porque con ellas se realiza aquí trabajos de investigación. Entonces, que se nos pierdan estos individuos nos afecta la evolución de los estudios. De hecho, nosotros sabemos cuáles son nuestras y cuáles no, porque las marcamos para llevar un registro que nos permite realizar los controles biológicos y de investigación”, indica.
Embed - La biografía autorizada de las tortugas robadas en el Faunístico
Las tortugas del Parque Faunístico
Actualmente, en el Parque hay 33 tortugas, incluidas las que fueron halladas tras el robo. Algunas de ellas ingresan a través de operativos de secuestro y rescate realizados por la Secretaría de Ambiente y Gendarmería, durante decomisos que se realizan teniendo en cuenta la ley. Y otras, son trasladadas al Parque por personas que las han tenido como mascotas y se han dado cuenta de que no pueden mantenerlas en sus casas por diversos factores y que, tampoco pueden ser devueltas a su hábitat natural, los cerros sanjuaninos.
La mayoría de las tortugas que llegan al lugar deben ser sometidas a distintos tratamientos por el mal estado en el que se encuentran. Muchas tiene agujeros en sus caparazones y otras sufren piramidismo, que son deformaciones en el caparazón debido a que no han recibido por un tiempo prologando la alimentación adecuada, que es la que encuentran en su estado natural. También hay muchas que presentan heridas provocadas por animales domésticos, como perros, que las atacan cuando están en viviendas particulares, siendo criadas como mascotas. “Acá, por suerte, hay veterinarios que las atienden y pueden ofrecerse los tratamientos adecuados para su recuperación”, señala Paula.
Y para finalizar, afirma que, “es importante que la gente sepa que, a diferencia de las tortugas acuáticas, que sí se pueden tener como mascotas; las tortugas terrestres deben estar en su hábitat. La gente puede venir a verlas aquí, o disfrutarlas sin tocarlas cuando las encuentran en su ambiente natural, pero no llevarlas a sus casas. Ellas cumplen un rol fundamental en el ecosistema. Por ejemplo, son dispersoras de semillas de plantas como algunas especies de algarrobo o mistol. Consumen su fruto y defecan la semilla en otro sitio, favoreciendo así que esa semilla germine y se establezca una nueva planta en otro sitio. Todos tenemos que comprometernos con su cuidado y preservación”.
