Un conflicto entre los jueces y fiscales de
las Salas Primera y Tercera de la Cámara Penal está jugando a favor de uno de
los peores criminales que tiene la provincia: Claudio Javier Gil (42), quien
cumplió condena en La Rioja por matar a un homosexual y hay pruebas firmes que
lo sindican como el autor de dos salvajes homicidios ocurridos en la provincia:
el del chef Carlos Echegaray y el del anciano Luis Jorge Espínola, ambos de la
misma condición sexual del riojano que contrataba los servicios sexuales de
Gil.
El escándalo judicial saltó a la máxima
autoridad judicial de la provincia, la Corte, con la intención de que "dirima
el conflicto de competencia”.
Mientras tanto, el tiempo corre a favor de
Gil y las autoridades judiciales están ante un gran desafío para que no estalle
un papelón público.
Es que en marzo de 2016 se vencen los dos
años de prisión preventiva para las dos causas y Gil debería ser puesto en
libertad, ya que lo único que interrumpe el vencimiento de la prisión
preventiva es una sentencia.
Es muy difícil que en el tiempo que resta
para esa fecha se llegue a una sentencia, teniendo en cuenta que esta semana y
la próxima sólo tiene seis días hábiles por las fiestas de fin de año y luego
se frena la actividad en el Poder Judicial por las vacaciones durante todo
enero (la llamada feria judicial). Por lo que quedaría sólo el mes de febrero
para que terminen de hacer todos los trámites formales para poder convocar y
luego hacer un juicio oral y público y así poder producir una sentencia.
Si bien está la posibilidad legal de que
los jueces prorroguen por un año más la prisión preventiva, ésa posibilidad es
para causas complejas y las dos que hay contra Gil no lo serían, ya que se
trata de un solo acusado y las evidencias en su contra son contundentes (hasta
hallaron restos de su ADN debajo de las uñas del anciano Espínola, por
ejemplo).
¿Cómo es el conflicto entre jueces que
favorece a Gil? Es por una disputa entre los jueces de la Sala Primera y la
Tercera sobre cuál de las dos debe hacerse cargo de juzgar al presunto homicida
serial.
La Sala Primera, integrada por los jueces
Caballero Vidal (hijo), Raúl Iglesia y Silvia Peña, en la misma línea que el
fiscal Gustavo Manini, argumenta que ellos no pueden intervenir porque actuaron
como tribunal de apelación. Dicen que esa actuación hizo que ellos ya emitieran
una opinión y que se estarían violando las garantías de Gil si también lo
juzgan.
Por lo tanto, la Sala Primera argumentó su
inhibición y dijeron que, por acumulación por conexidad, la Sala Tercera debía
juzgar a Gil también por el crimen chef Carlos Roberto Echegaray, donde Gil
está procesado por "homicidio doblemente agravado”.
En la Sala Tercera no admiten esa postura y
argumentos. Y se resistieron a tramitar la causa por el crimen de Echegaray y
dijeron que ellos sólo tenían que juzgar a Gil por el crimen de Luis Jorge
Espínola, la cual está caratulada como "homicidio doblemente agravado por
alevosía y por odio a la orientación sexual de la víctima y hurto”.
La resistencia en la Sala Tercera estuvo a
cargo de los jueces Ernesto Kerman y José A. Vega, quienes son de la Sala
Segunda pero actuaron como jueces de la Sala Tercera por la inhibición de
Eugenio Barbera, el único que había en ese momento en ese tribunal (se habían
jubilado Gil y Conte Grand).
Los jueces Vega y Kerman, al igual que el
fiscal Eduardo Mallea, entendieron que legalmente la Sala Primera es la que
tenía que hacer el juicio a Gil por el crimen de Echegaray. Y dieron varios
argumentos. Incluso, en el caso de tener que juntar los dos casos para un solo
juicio, dicen que correspondería a la Sala Primera.
El primer argumento que dieron es que el
crimen del chef Echegaray se produjo el 9 de enero de 2014 y el del anciano
Espínola el 8 de marzo de 2014.
El fiscal Mallea citó el inciso segundo del
artículo 58 del Código Procesal Penal de San Juan, el cual regula las reglas de
conexidad: "Si los delitos estuvieren reprimidos por la misma pena (es lo que
ocurre en el caso de Gil), el competente para juzgar el delito primeramente
cometido. Por lo que en principio es el tribunal de la Sala Primera el
encargado de la acumulación”.
Otro motivo que citó el fiscal Mallea y el
tribunal de la Sala Tercera es que "el artículo 59 del Código Procesal señala
que no procederá la acumulación cuando este procedimiento determine un grave
retardo para alguna de ellas”.
La Sala Tercera y el fiscal Mallea
sostienen que en la causa por la muerte del anciano Espínola, ellos tenían todos
los trámites hechos y estaban listos para fijar fecha de debate cuando se
generó el conflicto de competencia porque la Sala Primera intentó hacerlos
cargos también del juicio por el crimen del chef Echegaray.
Además, el fiscal Mallea argumentó que, en
caso de inhibición de los jueces Caballero Vidal, Peña e Iglesia, de ninguna
manera la causa podía salir de la Sala Primera. Cita entre los argumentos el
antecedente de la causa de las expropiaciones, donde hubo una ola de
inhibiciones de jueces que no querían intervenir pero la causa nunca salió de
la Sala Segunda, ya que quienes se inhiben son los jueces en forma personal
pero nunca la jurisdicción en la que cayó el caso. Eso está organizado así para
evitar el direccionamiento de causas a jueces, según fuentes judiciales.
Ante las posturas encontradas entre los
jueces, se generaron otros dos hechos curiosos por parte de ambas salas.
Por un lado, la Sala Tercera devolvió la
causa contra Gil por el crimen de Echegaray a la Sala Primera, siendo que debieron
generar el incidente de conflicto de competencia y pedir a la Corte que dirima,
según explicaron fuentes judiciales y según citó la misma Sala Primera.
Por otro lado, el otro hecho curioso es
que, ante la resistencia de sus pares, la Sala Primera resolvió que cada
tribunal siga con sus causas. Según fuentes judiciales, esto es una evidente
contradicción porque entonces nunca hizo falta que ellos intentaran
desprenderse del crimen de Echegaray.
Finalmente, la Sala Primera intentó
deslindar su responsabilidad en todo el tiempo que pasó entre idas y vueltas,
lo cual beneficia al presunto asesino serial, sosteniendo que la Sala Tercera
se demoró tres meses en oponerse a recibir la causa que ellos tenían. Y hasta
les pasaron factura a los jueces de primera instancia, Benito Ortiz y
Maximiliano Blejman (ahora camarista) porque dijeron que ellos debieron
"acumular por conexidad” los dos crímenes y hacer una sola instrucción. Ortiz
investigó el crimen de Espínola y Blejman, quien detuvo a Gil, el del chef Echegaray.
La Corte tiene la palabra final. Y el
riesgo de que un homicida serial salga libre es cada vez mayor.
Perturbaciones sexuales
En el informe psicológico realizado a
Claudio Javier Gil (42) se determinó que tiene "un predominio a tendencias
perversas que se cristalizarían en perturbaciones en la asunción y en el
ejercicio del rol y la identidad sexual”.
Además, el informe concluye que Gil
"mantendría una ambivalencia entre los componentes masculinos femeninos,
mostrando desde lo manifiesto una fachada heterosexual, impostura tras la cual
ocultaría una débil identificación sexual masculina”.