El folklore del fútbol es muy diverso. Cuando llega el domingo, el país se paraliza por la redonda y las calles se tiñen de colores. En el fútbol jachallero, la parrilla se ausenta y es reemplazada por el disco de pasteles y sopaipillas, un símbolo de la región y que se repite todo el año. El grupo de trabajo, que cocina a pulmón y por amor.