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Personajes

El cantante sanjuanino que vive en la calle

Roberto Páez (60) se encuentra en situación de calle hace varios años. Canta en la plaza 25 a cambio de unas monedas. Es fanático del tango y el folclore y de a poco se supo ganar un lugar en el corazón de los sanjuaninos.

Por Redacción Tiempo de San Juan

Todos los días Roberto Páez deja el refugio Papa Francisco bien temprano y fija su rumbo a la plaza más popular de la provincia, la histórica plaza 25 de Mayo. Tiene 60 años, y hace varios años se encuentra en situación de calle. La tragedia de haber perdido a toda su familia y las malas decisiones que trajeron aparejada una vida con adicción al alcohol llevaron a Roberto a estar en una difícil situación. No tiene micrófono, ni instrumentos, ni siquiera un pequeño parlante para ampliar su registro vocal, pero cuando empieza a cantar inmediatamente llama la atención de todas las miradas que voltean en busca esos acordes vocales que inundan el paisaje.

No le hace falta repertorio porque lleva el folklore y el tango en la sangre. Y con una mano que  tapa su oreja simula un auricular que le hace saber cómo va la melodía. “Es triste vivir en la calle, no tengo a donde vivir y me gustaría encontrar un lugar, pero el canto me ayuda a buscar eso” afirma Roberto después de interpretar el tango “caminito” del inigualable maestro de los arrabales Carlos Gardel. Algunos consideraran que Roberto no es de lo más afinado pero como dice él mismo “el canto nace de adentro, es lo que me dejó mi padre y para mí es un en homenaje que le brindo”.

Las vueltas que tiene la vida nunca terminan, y los golpes que a veces nos dan no dejan en nocaut. Roberto cuenta que la razón por la cual terminó en la calle fue “la pérdida de mi padre, mi madre y mis hermanas, eso me hizo mucho daño. Cuando fallecen ellos yo caí en una enfermedad que me fue dejando en la calle, hoy tengo una trombosis y una hernia de disco, y no puedo trabajar, pero bueno, hago lo que puedo”.

El canto fue dando sus frutos, una mañana Roberto pudo juntar 20 pesos, que al día siguiente se convirtieron en 60. Hoy en día, y por lo que afirma el hombre de 60 años “sacó entre 300 a 400 pesos, que me alcanzan para comer en la mañana y el medio día, porque en el refugio nos abren la puerta recién en la tarde”. Vivió casi toda su vida en el departamento de 9 de Julio, y de a poco se fue ganando el corazón de los sanjuaninos que caminan por las veredas de la plaza, "la gente me pide que siga cantando, me alientan, a mí me gusta cantarles porque así se le alegra un poco más el día a la gente”, algo que indudablemente, parece necesario en estos días.

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