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Medio siglo de historia

El bodegón del pueblo

El comedor de los Gómez es uno de los más tradicionales y convocantes de San Juan, ubicado dentro del Súper, un reducto cultural que amenazan con cerrar. Por Miriam Walter.

Por Redacción Tiempo de San Juan


Llevan cincuenta y pico de años en el mismo lugar. Entrar es como ir en el túnel del tiempo, al mismo lugar donde comían los abuelos. Así llegan los comensales al Súper, por tradición, donde el negocio emblema es el de los Gómez, que se mantiene desde la época de los fundadores a pura paella, empanada y locro, de lunes a lunes.

Los hermanos Antonio y Miguel Gómez siguen la tradición que les dejó don Antonio, quien empezó con el tentador negocio de bar con churros, chocolatería y mariscos en mesada. Sin cartel en la puerta, el llamador es el olorcito a comida casera que sale todos los mediodías hace medio siglo de ese galpón sobre calle General Acha entre Córdoba y Santa Fe, un sitio histórico que funciona desde 1964 y que por estos días amenazan con cerrar (ver aparte).

Antonio dice que su local en el Súper es, más allá de un comedor, un reducto cultural de San Juan porque “aparte de que han pasado muchos años, han pasado por acá muchas personalidades, poetas, artistas, deportistas, un montón de gente. Como Goyo Peralta, uno de los más grandes boxeadores de Argentina, que venía acá porque era amigo de Gallerano que tenía pescadería. Y se tomaban juntos su vermut, con don Tulio del Bono. Artistas como Darío Vittori que vino muchas veces, y pasó todo artista español que pisara San Juan, que terminaba cantando y bailando. Es uno de los lugares preferidos del poeta Leonidas Escudero, y de los periodistas de antaño y los de ahora también”.

“En otras provincias hay mercados parecidos, como en Córdoba o Mendoza, pero este fue el primero y la diferencia es que los otros son del Estado y acá es de privados, por eso cuesta mejorarlo. Acá con el turismo es para sacar fotos, cuando vienen del TC 2000 vienen todos, cuando hay shows vienen los artistas acá. Nosotros tratamos de analizar con mi hermano cómo es el tema y la clave es la comida, que la hacemos con tanto cariño que es como de la casa, es única, además de la variedad es la forma cómo la preparamos”, dice Miguel, quien también es conocido por los sanjuaninos como estrella del hockey.  

 Antes se comía en el mostrador y ahora en el gran salón con mesitas puede sentarse el Vicegobernador junto al muchacho que lustra los zapatos en la esquina. Por eso, Antonio dice que “esa bohemia que tiene este mercado y la forma de atender es única. Acá no hace falta que uno se ‘vista de blanco’ para venir”.

¿Cuál es el secreto para que un lugar se mantenga durante tantos años? “El secreto es el amor que uno le tiene a estos negocios, toda la familia nuestra, porque esto es un trabajo muy sacrificado, de lunes a lunes y uno cada día se esmera más porque lo quiere mucho. Ahora ya están mis hijos y el de Miguel trabajando y ellos lo seguirán. Ya vamos por la tercera generación”, analiza Antonio.

El Súper nació de la mano de Jorge Estornell, quien junto a su socio Gugliotto concibieron la idea de una galería con locales comerciales. Don Antonio Gómez padre fue el primero en comprar los dos primeros junto a un socio, don Máximo Oviedo, cuya viuda en 1964 se los vendió totalmente. Gómez, quien empezó como mozo, pensó siempre en comida española, con vinito y a degustar desde el taburete, a la usanza de los tapeos de Madrid. Un domingo empezó a hacer paella hasta que se convirtió en el clásico de todos los días. Además de mariscos de toda clase, en el mesón de la cantina pueden comerse varios platos criollos como lentejas, locro, pastas y asado, a precios populares.

“Nosotros venimos de familia con tradición gastronómica.  Los padres de mi papá tenían en Nerja una fonda, allá mis primos tienen el restaurant”, cuenta Miguel.  Tras el mostrador hay empleados de toda la vida, como la cocinera Tomasa, a quien jubilaron hace 3 años y pidió quedarse, o Miguel Sosa que arma los platos que lleva 40 años y los mozos Javier y Juan que llevan unos 15 años en la cantina.

Al Súper llega especialmente gente de todo el país, a saborear exquisiteces en ese comedor que recuerda a las viejas fondas, conservando la impronta sesentista. “No lo hemos querido tocar mucho, porque a la gente le gusta así, que sea informal, que sea bodegón”, dice Antonio, en medio de un plan de reformas obligadas ante la amenaza de cerrarse el lugar.

De Don Antonio quedaron las máximas, dicen sus hijos: “Siempre decía mi papá que ‘la paella la puedes hacer echándole lo mismo que le hecho yo, con los mismos tiempos, pero nunca te saldrá como a mí’. Y es cierto. El estado de ánimo de una persona se transmite en el plato, por eso acá siempre lo hacemos con ganas”, concluye Miguel.

La receta del millón
Los Gómez se especializan en la paella andaluza, repleta de pescados y mariscos, con arroz y pollo. “Yo creo que el secreto es el arroz a punto, la paella se hace y se come, a la noche se pasó, hay gente que lo hace con arroz que no se pasa y es otra cosa”, evalúa Antonio. Así la cocina él: “Primero freímos el pollo, después se le pone la verdura, después los calamares crudos porque su jugo queda ahí, después un buen caldo de cabezas de pescado que hacemos aparte y después se le echa azafrán para el gusto y colorante que da color. Más caldo del de cubito, sal y pimienta y después arriba el arroz, sin sellar nosotros lo hacemos porque hacemos muchas porciones. Se apaga cuando está el arroz para que repose y ahí se le pone encima los mariscos que vienen cocidos,  como langostinos y mejillones pelados,  y arvejas”.

Destacado
Los Gómez usan como razón social “Cabo de Hornos SRL” que  es el nombre del barco que trajo a Don Antonio y sus hijos de España en los años ’50.

Lucha contra la clausura
“Acá cada local tiene su habilitación pero falta la de todo el edificio porque hace 50 años que está abierto. El problema es que hemos quedado 10 propietarios para hacerle frente a las reformas que nos piden. Nosotros lo único que pedimos al Gobierno es tiempo y creo que nos lo van a dar, para dejar todo en condiciones y que la gente venga tranquila”, dice Antonio Gómez sobre el destino del Súper, que por estos días quedó al borde de la clausura por cuestionamientos  sobre la infraestructura que están judicializados.

Gómez está trabajando en un plan de salvataje con los demás propietarios activos del Súper: “Ya presentamos planos para la primera etapa de las remodelaciones. Mejorarlo es todo cuestión de plata, calculamos que cuesta unos 800 mil pesos. Hacer, vamos a hacer, es todo cuestión de que nos den tiempo”, asegura. 

El lugar, que es un galpón donde predominan la chapa y el hormigón, empezó a construirse en 1962 y tardó dos años en terminarse. Tiene 90 locales y ahora están en uso unos 50. Hasta 1970 estuvo ocupado a pleno, por ejemplo, Florería Argentina y Café Do Brasil empezaron ahí.  Actualmente, según Gómez, el lugar mantiene unas 80 familias. El domingo es el día pico de visitas, donde suelen contarse alrededor de 1.500 personas comiendo en los 4 locales que, como los Gómez, preparan comida criolla para llevar o degustar en los amplios comedores de sillitas y mesas de caño.

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