Los tres casos de abusos se dieron por probados, aunque uno de ellos, por el tiempo trascurrido, estaba prescripto. Igualmente, la pena fue de prisión efectivo. Este viernes, tres jueces condenaron a 13 años de cárcel al cocinero que sometió sexualmente a sus tres sobrinas durante dos años en una casa de la Capital sanjuanina. El caso es estremecedor porque, además, otro drama familiar. A los meses que el caso salió a luz en 2022, el papá de las víctimas se quitó la vida porque se sintió culpable por no haberlas cuidado más.
El condenado es un cocinero de 42 años, nacido en Santiago del Estero, que cometió los ultrajes sexuales contra sus sobrinas después de que se vino a vivir a la casa de su hermana en San Juan Capital. Los jueces Javier Figuerola, Andrés Abelín Cottonaro y Federico Rodríguez lo declararon culpable por los delitos de abuso sexual con acceso carnal, agravado por la situación de convivencia y la guarda, y abuso sexual simple reiterado, con los mismos agravantes que el caso anterior. En su fallo, también dispusieron la detención del hombre hasta que la sentencia quede firme. Es que había llegado al juicio en libertad.
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Esposado. El ahora condenado fue esposado y trasladado al penal de Chimbas. Había llegado en libertad al juicio.
Los ataques sexuales ocurrieron hace muchos años, cuando las víctimas tenían entre 8 y 12 –hoy son mayores-. Es más, los magistrados dieron por probado dos de los hechos de abusos, pero otro no, en razón de que transcurrieron más de 10 años y por tanto ese caso estaba prescripto. Tampoco dieron por acreditado el agravante del grave daño a la salud mental de la víctima, en el caso de abuso sexual con acceso carnal, tal como solicitaban el fiscal José Plaza junto con la fiscal coordinadora Claudia Ruíz y el auxiliar Juan Mattar, de la UFI CAVIG.
Los representantes del Ministerio Público Fiscal esperaban una condena mayor: pidieron 15 años de cárcel por los tres casos de abusos. Del otro lado, los defensores oficiales Hugo Trigo y Carlos Fleury había solicitado la absolución, pues entendían que no había pruebas para condenarlo.
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Las partes. Los defensores oficiales Carlos Fleury y Hugo Trigo (a la izquierda), la fiscal coordinadora Claudia Ruiz (al centro) junto con el fiscal José Plaza y el auxiliar Juan Mattar de la UFI CAVIG.
El hombre aprovechaba que se quedaba al cuidado de las niñas para abusarlas sexualmente. Esos hechos ocurrieron entre 2011 y 2012. Dos de ellas fueron sometidas mediante todo tipo de manoseos, mientras que con otra hizo lo mismo, pero además la violó. Todo esto sucedía cuando sus papás no estaban. Por miedo y vergüenza, ellas callaron y los abusos terminaron cuando una de ellas amenazó al tío con contarle a sus padres lo que estaba pasando.
A pesar de que los años pasaron, una de las víctimas no superó el trauma y fue así que atentó contra su vida en tres ocasiones. En una de esas oportunidades, le reveló a su madre que su drama era consecuencia de los abusos que sufrió por parte de su tío. Ese testimonio animó a sus hermanas, que luego contaron que también habían padecido abusos sexuales de manos del hermano de su madre.
De esa forma, la mamá y el papá se enteraron todo. Eso fue en abril de 2022 y en ese entonces radicaron la denuncia en la Unidad Fiscal de Investigaciones CAVIG. Las chicas, ya adultas, dieron un crudo testimonio de lo que pasaba cada vez que se quedaban con su tío. El padre no pudo soportarlo, pues muchas veces él mismo dejó a sus hijas al cuidado de su cuñado. Ese sentimiento de culpa lo persiguió hasta que se mató al poco tiempo, según fuentes del caso.
