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SUSCRIBITEEl herido es un albañil que cayó preso por una contravención y que apareció golpeado en su celda. Tres policías de la Comisaría 6ta fueron detenidos por apremios ilegales.
Imagen ilustrativa
Toma fuerza la teoría de que el albañil que fue sacado con convulsiones y golpes de los calabozos de la Comisaría 6ta de Rawson sufrió una feroz golpiza por parte de los policías. El fiscal que investiga el caso detuvo a un oficial y a dos agentes de esa dependencia por los presuntos delitos de apremios ilegales y lesiones graves. La víctima se encuentra en terapia intensivo por una fractura de cráneo y hemorragia interna.
La medida judicial se concretó el martes último por pedido del fiscal Iván Grassi, de la UFI Delitos Especiales, y por orden del juez de garantías Federico Rodríguez. Aunque hay mucho hermetismo alrededor de la causa, trascendió que los detenidos son el suboficial ayudante Cristian Aciar y los agentes Gabriel Mariño y Alejandro González, todos ellos efectivos de la Comisaría 6ta de Villa Krause.
Los tres uniformados están sospechados de propinarle una brutal paliza a Víctor Cristian Morales, un albañil de 36 años que fue arrestado en jurisdicción de esa seccional la madrugada del lunes 1 de julio. El hombre cayó detenido junto a un amigo alrededor de las 4,30 de la mañana por un tumulto o pelea con otras personas en la vía pública, reveló una fuente judicial. Ambos fueron llevados a un calabozo y aparentemente ahí comenzaron los problemas. Hay testimonios que afirman que Morales estaban físicamente, aunque exaltado.
Morales ingresó caminando y en buen estado a la comisaría, solo lo vieron exaltado. Al otro día lo sacaron casi inconsciente y con golpes en la cabeza. Ya estaba con convulsiones.
La familia denunció públicamente que el amigo recuperó la libertad a las 9 de la mañana de ese día, pero extrañamente Morales continuó alojado en los calabozos y, en un primer momento, impidieron que su hermana lo viera. Sospechan que para entonces el obrero ya se encontraba en mal estado, producto de los golpes que sufrió por parte de los uniformados.
Ese otro muchacho que estaba con él fue quien luego alertó a sus parientes de la presunta paliza y pidió que lo buscaran en la seccional porque estaba mal. Ese testigo aseguró que Morales fue agredido tras una discusión con los policías. En su relato dijo que los uniformados ordenaron que se quitaran la ropa y, como Víctor se negó, se pusieron furioso con él.
Uno de los uniformados le propinó unas trompadas, según contó. Posteriormente lo llevaron al calabozo y ahí aparentemente la pasó peor. El testigo agregó que uno de los agentes lo lanzó violentamente al albañil contra la pared en dos ocasiones y después vino otro agente, que también lo tomó de los brazos y lo estampó de nuevo, según las versiones. Esos golpes presumiblemente le provocaron las graves lesiones en la cabeza.
Los investigadores judiciales tienen en su poder las grabaciones de las cámaras de seguridad ubicadas dentro de la comisaría. Esas imágenes puede arrojar luz sobre lo que pasó.
Horas más tarde, la familia pudo ver a Morales y constató su estado deplorable. Recién entonces otros policías reaccionaron y, cuando notaron la gravedad de la situación, trasladaron al herido en patrullero rumbo al Hospital Guillermo Rawson. El albañil ingresó a la guardia con convulsiones, pérdida de conocimiento y un severo cuadro neurológico, relataron los familiares. La tomografía confirmó múltiples golpes, fractura de cráneo y una hemorragia interna, lo que derivó en que lo operaran de urgencia. Actualmente se encuentra en el servicio de terapia intensiva.
Falta determinar qué pasó dentro de los calabozos, quién realmente golpeó a Víctor Cristian Morales y qué rol le atribuyen a cada uno de los uniformados. Estarían revisando las grabaciones de las cámaras del interior de la comisaría. También investigarán que hicieron los otros uniformados de la comisaría y si hubo negligencia a la hora de prestarle atención médica. Incluso, están averiguando si un equipo médico concurrió a la comisaría para examinarlo y no le dieron la importancia que debía al estado del detenido.