Roberto "Narigón” Muñoz, condenado a 5 años y 6 meses de prisión por traficar 10 kilos de cocaína, salió a despegarse públicamente del escándalo narco-judicial que tiene al empleado judicial Sergio Puentedura como único detenido.
Según su abogada defensora, Laura Aizcorbe, "Muñoz le llamó a Puentedura, pero no está vinculado”.
Muñoz está con prisión domiciliaria en su casa de la calle Estrada, en Trinidad, de donde no debería poder salir sin autorización judicial. Esa vivienda recibió siete tiros en julio del 2013 en un golpe con evidente tinte mafioso.
"Fue la Cámara Federal de Mendoza, y no el juez federal Walter Bento, quien le autorizó en una feria judicial la prisión domiciliaria a Muñoz porque tiene un problema congénito en el píloro, es una especie de estrangulamiento en el intestino. Está probado por una junta médica. No es un problema de vesícula como se publicó”, aseguró su abogada defensora.
La abogada Aizcorbe es mendocina y asistió a Muñoz desde que cayó preso en octubre del 2011, cuando gendarmería y la policía de la provincia vecina lo atrapó en San Juan saliendo del depósito de una empresa de micros con un cargamento de cocaína. En mayo del año pasado el sanjuanino fue condenado.
En ese procedimiento también iba en la camioneta Toyota Hilux la hija menor de edad de Roberto Muñoz, pero legalmente nunca la vincularon al hecho. Y el hijo varón, Juan Pablo Muñoz, a quien también vincularon porque le hallaron cocaína en su casa, fue sobreseído en el juicio y ahora ya no mantendría ningún tipo de relación con su padre.
En junio último Muñoz fue noticia cuando las escuchas a su teléfono denotaron un trato "demasiado familiar” con el empleado Puentedura, según las fuentes que investigan el escándalo narco-judicial.
Fue cuando se conoció que investigaban el robo de 6 kilos de droga del Juzgado Federal. Luego los peritajes determinaron que son 27,5 los kilos de droga robados.
"Es cierto que Muñoz tiene el teléfono intervenido. Eso ocurre siempre con las personas condenadas por narcotráfico. Incluso lo siguen haciendo aún después de cumplir la condena. La ley permite que así sea”, precisó la abogada Aizcorbe.
Según la abogada, Muñoz "ya está en condiciones de obtener la libertad condicional”.
La abogada confirmó lo que ya había trascendido de la investigación: el llamado de Muñoz fue a la Mesa de Entradas del Juzgado Federal y de allí le pasaron con Puentedura. Al parecer, el condenado por narco quería que le autorizaran un traslado sanitario y llamaba para ver cómo debía hacer y con quién debía hablar.
Las sospechas sobre Puentedura son por la "familiaridad” con que trató telefónicamente al condenado Muñoz. "El empleado se tendría que haber limitado a informarle al preso que se comunique con su abogado. No darle todo tipo de detalles como dio”, precisó una alta fuente judicial que investiga el narco-escándalo.
