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SUSCRIBITE La sierra Pie de Palo guarda una inmensurable cantidad de maravillas en su interior, resguardando siglos de historia. Baño del Indio, a la altura de Caucete, es uno de los tantos rincones que se encuentran en sus quebradas, donde las paredes que rodean la gran “olla” narran momentos de un pasado muy lejano.
Ingresando por la localidad de Las Talas, se debe realizar un camino a pie por una huella que se encuentra marcada. Tanto el acceso como el recorrido es simple, no presenta mayores dificultades e invita a un paseo de entre 40 minutos a una hora adentrándose entre montañas y flora rústica. La travesía culmina en un lugar que en el pasado supo ser un importante reservorio de agua, gracias a la geografía montañosa y el enorme pozo que oculta en su interior. Pero hoy, con la poca lluvia presente en la zona, se encuentra seco. Pese a ello, aun hay rastros de agua en el verde de las plantas que crecen al pie de la montaña.
Pablo Malla, integra la Organización Pinkanta, un grupo que nuclea a las comunidades Huarpes de San Juan, San Luis y La Rioja. A los pies de la gran olla comenta que ese lugar consiste en un espacio sagrado para ellos, donde hasta incluso en la actualidad se realizan distintas ceremonias a la naturaleza. “Para nosotros tiene un valor muy grande”, asegura.
Y no es para menos. No solo maravilla la profundidad del pozo que se encuentra en altura, donde antes sabía haber gran cantidad de agua; sino también las montañas “que hablan” alrededor. En la piedra aún se pueden apreciar distintos grabados, que de acuerdo a lo que indican desde la comunidad Huarpe, fueron sus antepasados los autores de los petroglifos.
Si bien estas imágenes captaron la atención de varios investigadores y estudiantes, certezas no hay sobre sus autores, pero sí suposiciones o estimaciones. Mientras los herederos de los Huarpes aseguran que fueron sus ancestros quienes tallaron las piedras, Gabriela Riveros, magister en Artes Visuales que realizó varias investigaciones sobre los petroglifos en Pie de Palo estima que se trata de grabados realizados por pastores del grupo Zonda – Ullum, que llevaban ganado a tomar agua al lugar, calculando una antigüedad de más de 800 años.
Sea quien sea el o los autores, las rocas de la quebrada cuentan un sinfín de historias por medio de sus grabados.
Juan Carlos Molina es caucetero que desde hace un tiempo, motivado por su fanatismo en caminar y recorrer los cerros que integran San Juan, se propuso seguir los pasos de sus ancestros. Fue así que dio con Baño del Indio, y hoy es una de las personas del departamento que puja para que no solo el lugar tenga el reconocimiento que merece, sino también para que la comunidad Huarpe pueda rescatarlo como propio y ponerlo en valor.
“Creo que a este lugar falta que se dé a conocer, que tenga accesos, caminos para facilitar el ingreso a toda la gente, aunque es un lugar de fácil acceso, de dificultad cero. Es importante para que conozcan Caucete. Para mí en particular tiene mucho valor. Hablamos de pueblos que han estado, que vivían acá. Estos lugares para San Juan son muy importantes, no solo para el departamento. Estamos a 20 kilómetros de la Ciudad Capital, a 40 minutos de la ruta. Sería bueno algo más de difusión, del Estado o privado, para hacerlo conocer”, asegura.
En la misma línea opina Pablo. Para él es necesario poder contar con ayuda para que no solo sea reconocida la quebrada, sino para que tenga los cuidados que merece debido al valor histórico que tiene.
Lamentablemente muchas de las personas que accedieron al lugar no comprendieron su valor y lo vandalizaron. Aerosol, tiza o incluso grabando en piedra. Algunas inscripciones parecen recientes, pero otras son de vieja data, de la década del 30 o del 40. Tanto para Pablo como para la comunidad Huarpe en general, resguardar este espacio que consideran sagrado es más que importante, y con el vandalismo lo único que se logra es profanar un espacio único que ofrece la naturaleza, con una estructura prácticamente atípica.
Llegar hasta Baño del Indio no solo es un viaje sencillo que se puede hacer en el día. Es una invitación para adentrarse en una aventura en el medio de la naturaleza, entrar en contacto con sus sonidos y aromas, con la flora predominada por cactus. Un recorrido que culmina en un escenario imponente, donde se respira historia. Un dato no menor, contactarse con Turismo del departamento para que contacten alguien de la comunidad que haga de guía, para evitar cualquier inconveniente.
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