Peinando canas y en el lugar que más le gustaba ejercer su vocación de servicio, fray Pablo Emiliano Ares falleció este lunes en el convento de San Francisco, tras empeorar su delicado estado de salud en los últimos días después de sufrir un accidente en agosto. Con él, se va uno de los fundadores del colegio y parroquia franciscanos y uno de los más queridos frailes de la provincia. Ares había nacido en España pero se instaló desde muy joven en San Juan. Tenía 87 años.
El Arzobispado de San Juan emitió el siguiente comunicado:
"La provincia franciscana, San Francisco Solano y la fraternidad franciscana toda de la parroquia San Francisco, con dolor les informa del fallecimiento de nuestro querido hermano y padre Fr. Pablo Ares.
El velatorio será en la parroquia San Francisco desde las 15 horas. Mañana martes a las 9,30 horas se realizará la Santa Misa y posteriormente el sepelio en el Cementerio de la Capital.
Se pide no enviar ofrendas florales, destinar el valor de estas para Caritas.
Desde ya agradecemos el acompañamiento que todos han tenido en este tiempo por nuestro hermano".
Una de las feligresas, Mónica Agüero, posteó en las redes sociales una interesante despedida que pinta la personalidad del fray fallecido:
"Querido Fray Pablo. Querido Emiliano. Estás caminando los días que te alejan de la diaria. Que te impiden celebrar misa (lo que más te gusta). Que no te permite asistir al necesitado ni vistar un enfermo. Que no puedes anotar en la agenda quien te pasará a buscar para cenar. Que no tienes en tus bolsillos los caramelos para los niños. Que no puedes andar por el patio del Colegio repartiendo sonrisas y bendiciones. Colegio que tuviste la capacidad de crear y nunca abandonar hasta que las piernas dijeron basta.
Ya estamos extrañando tu acento español. Tu canto alegre y silbido inconfundible. Recuerdo que en los últimos años querías volver a tu tierra natal. Al pueblo que te vió nacer y a las calles que te marcaron de por vida. Querías volver a contemplar la imagen de Nuestra Señora Santa María de las Nieves en la Parroquia de Valdespino de Somoza en la Provincia de León (España) y volver a respirar el aroma de la casa paterna en la calle Real. Recuerdo como hoy cuando viajamos a través de Google Maps para volver a tu infancia. Las lagrimas en tus ojos y la sonrisa de placer al ver la casa y la Iglesia, eran sinónimo de sueño concretado.
Quizás ya imaginabas que le quedaba poco hilo al carretel. Y estabas en lo cierto......
Ya casi no hablas, tu canto no está presente. Tus homilías ausentes.
Ya nadie nos dice 'piénsalo, no te parece?'
Nadie nos 'chaya' con agua bendita. Nadie nos invita a 'desdivorciarnos...'
Siempre tengo presente tus frases de cabecera: "Madre, sé que no te merezco, pero te necesito"; "el que canta al mal espanta"; "anda la Osa"; "feliz de ser como soy y de hacer lo que hago" y "eres mas bueno que el pan"
Siempre participabas del Vía Crucis en Cuaresma.
Alguna vez te jugaste la vida colaborando con los detenidos por la Dictadura.
Siempre presto a confesar y dar como 'penitencia' el rezo del Magnificat y Salmo 50.
No hace mucho dijiste que 'estabas haciendo de viejo'. Con ese humor te tomabas la vejez y los achaques.
Nunca te vi llorar ni lamentar.
Siempre positivo.
Siempre estará en nosotros la dicha de haberte disfrutado en plenitud.
Imposible olvidar las noches de tertulia en aquellas salidas de lunes.
Te enojaba ver vacía la Capilla de Adoración.
Sabías simular los malos momentos.
Siempre la palabra sensata y el consejo oportuno.
Nunca te la creiste. Hiciste de la humildad tu diario vivir.
El Carisma Franciscano fue tu sello distintivo.
Me diste la primera Comunión y me designaste Ministro de la Eucaristía.
Cómo no estar agrdecido de haberte conocido y disfrutado ??
El lunes cuando te visité, me miraste y tuviste la capacidad de sonreir. Juntos vimos imágenes de la Basílica y de la Virgen de Luján. Sin palabra alguna. Sólo gestos, abrazos y algun beso. Lo suficiente para emocionarnos. Imposible evitar las lágrimas.
No hace mucho, te pregunté qué es la Muerte y qué es el Cielo? Me respondiste "encontrarse con los que ya partieron".
Aquella natural y tranquila respuesta me lleva a pensar que la paz de tu rostro del lunes, es fiel reflejo de la tu alegría por la cercanía del reencuentro de Emiliano con sus Padres y su gente de Valdespino.
Somos mortales. Un día debemos partir.
Misión cumplida Fray Pablo.
Largamente!!!
Gracias por ser parte de mi adolescencia! De esos años de inocencia y amistad, en los que todo era posible.
Gracias querido Fray Pablo Ares!!!"