Para continuar, suscribite a Tiempo de San Juan. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITE La enorme grúa azul parada sobre la calle Las Heras y los cables de acero que unían al Centro Cívico con el Teatro del Bicentenario sobre la flamante fuente espejada de la Plaza Bicentenario prometían un gran show. Y no defraudaron: cuando la muñeca La Giganta se convirtió en una marioneta psicodélica todos encendieron sus celulares para registrar el momento, asombrados por ese gigante manipulado a mano que bailaba y cambiaba de colores desde su interior.
Ese fue el principio, pero el cierre no se quedó atrás cuando dos actores se lanzaron desde la azotea del Centro Cívico y recorrieron más de 150 metros por el cielo hasta llegar al óxido color oro de la cobertura del nuevo teatro, anunciando con un megáfono que Carmina Burana, la Furia dels Baus, estaba levantando el telón para inaugurar el mejor teatro del interior del país a lo grande, con una ópera primermundista que quedará en la historia grande de la cultura de San Juan.
Algunas interrupciones y la saturación del sonido, no impidieron que el ritmo del grupo Metabombo animara a los miles de sanjuaninos. Fueron quienes dieron inicio al show. Aparecieron de la nada, mezclados entre la gente, al medio de la Plaza Bicentenario.
Las tarimas que habían ubicado sobre el flamante césped permitieron que fueran subiendo y bajando por entre la marea de gente a medida que hacían el recorrido hacia el frente del teatro, donde las autoridades aguardaban para la primera función.
El líder del grupo de los bombos llevaba el mando del show con un micrófono, desde donde fue dirigiendo la presentación. Desde ahí, y con la muñeca gigante señalando con su mano izquierda hacia el techo del Teatro del Bicentenario, aparecieron los primeros artistas aéreos.
Vestidos de celeste y blanco y con un sol amarillo, como la bandera argentina, se posaron en el aire por sobre las cabezas de las autoridades, que iban desde el Gobernador hasta el Ministro del Interior. Allí desplegaron su arte formando figuras al ritmo de la música.
Le sucedió un impactante show acústico con imágenes sobre el frente de piedra del nuevo teatro.
La Pampa El Leoncito, cactus, el vuelo de un cóndor, uvas, una cava de vinos y hasta un tejido de manos unidas se sincronizaron perfectamente sobre el frente que pareciera simular un ojo que mira desde adentro del teatro.
Con fragmentos de Vallecito de Huaco, ésa parte del show culminó con la leyenda "San Juan, usina de la producción cultural”.
Luego la muñeca gigante volvió a llevarse todas las miradas. Fue cuando se retiraba de su lugar protagónico hacia el punto desde el que había salido. Lo hizo al ritmo de la batucada, acompañada por murgas con banderas que iban desde países hasta barrios y clubes de fútbol sanjuaninos.
Para cerrar, en el pecho de la muñeca se montó una cantante que animó con un rap con fuerte arenga sanjuanina que arrancó los últimos aplausos antes de que todo se oscureciera y el show se concentrara en las dos proyecciones gigante que se hicieron sobre el frente del nuevo teatro con lo que estaba sucediendo en su interior: la presentación de la gran ópera en San Juan que miles de sanjuaninos la disfrutaron en sus reposeras y a cielo abierto.
Uno de los momentos más aplaudidos de la noche fue el mapping. Una serie de imágenes con identidad netamente sanjuanina se proyectaron sobre los 10.000 travertinos que recubren la fachada del Teatro del Bicentenario.
Hubo desde cóndores volando, uvas, la imponente cordillera de Los Andes y hasta parras, las imágenes se complementaron con música electrónica que remixó temas clásicos locales.
Desde el Teatro se podía ver los pocos empleados que quedaban en el Centro Cívico pegados a las ventanas mirando el impresionante show.
El cierre del mapping fue con las imágenes de los rostros de artistas sanjuaninos, todos unidos palpitando la apertura de la nueva cuna de la cultura local. Mirá el video de ese momento:
Contenido especial
