Enzo Delgado junto a su característica bici-triciclo de color blanca y su casco rojo forman parte de la visual de todos aquellos que transitan con frecuencia las inmediaciones de la Plaza de Trinidad. Todos saben que cuida y limpia la virgen de la Medalla Milagrosa, que se encuentra en Av. Rioja y Pedro de Valdivia, pero muy pocos conocen su historia de lucha constante por salir adelante.
"Siempre que salgo de trabajar paso por la virgencita. Una vez, mientras limpiaba el lugar, trataron de robarme la bicicleta. Lo que el ladrón no se imaginó es que la bici tiene una maña y sólo yo puedo hacerla andar bien. El ladrón se subió a la bici y en vez de ir para el lado que él quería, la bici se iba para el otro, así que no me la pudo robar”, comentó entre risas Enzo una de las tantas anécdotas que tiene a su fiel compañera.
Su bici es mágica porque, además de sólo el poder hacerla andar, es la que le permite trasladarse a su trabajo, ir a hacer deportes y sobre todo, lo hace sentirse libre. Su bici- triciclo de tres ruedas fue diseñada por él y, junto a los chicos de la escuela EPET Nº 5, logró instalarle un sistema de luces. Pero como no se estanca en lo que tiene y siempre quiere ir más allá cambió el sistema tradicional por dos flechas de luces led que funcionan como guiñe. Para defenderse de aquellos que no lo respetan en la calle tiene una alegre bocina que combina a la perfección con su personalidad.
Tiene sobre él 38 años de lucha ininterrumpidos. Su nacimiento fue un verdadero milagro. Cuando su madre iba a dar a luz se le enroscó el cordón umbilical en el cuello, lo que le provocó falta de oxígeno en el cerebro, y terminó desencadenando en una parálisis cerebral que afecta su coordinación, el tono muscular y le impide hacer movimientos finos. Pesé a sus dificultades logró, gracias al constante apoyo de su familia, romper todas las berreras que se le presentan a un chico con discapacidad y cumplir con cada objetivo que se propone.
No sólo logró terminar la escuela primaria y secundaria, sino que llegó a dar algunos pasos en la universidad. Cómo su discapacidad y su situación económica le impidieron continuar sus estudios universitarios decidió rebuscársela, como siempre le enseñaron sus padres y hermanos, y salir en busca de un trabajo.
Comenzó vendiendo semitas, tortitas y facturas en su bicicleta y gracias a ese trabajo consiguió su actual empleo. "Iba en mi bici a vender las tortitas a las empresas. Una de ellas era Autotransporte San Juan- Mar del Plata. En ese momento no dejaban entrar a nadie que sea ajeno a la institución, sin embargo uno de los dueños me permitió que ingresara a vender. De a poco nos fuimos conociendo y un día me pidió que le entregara un currículum. Así fue que a la semana comencé a trabajar. Primero lo hice en la sección administrativa y hoy, ocho años después, estoy al frente de la cafetería”, comentó Enzo.
Pero como tener proyectos nuevos es parte del motor que lo ayuda a superarse, Enzo tiene pensado escribir un libro. "Por el momento estoy haciendo un borrador de la mano de algunos amigos, pero cuando lo tenga terminado se lo voy a llevar a alguien que me lo edite. En ese libro quiero contarle a todas las personas mis experiencias y quiero que sirva para que dejen de fijarse en la estética y se guíen más por el corazón y los sentimientos. Las personas con discapacidad sufrimos mucho por esas cuestiones”, culminó.
A la salida del trabajo, rumbo a su casa.
Es un verdadero triunfador.