Por Gustavo Martínez
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El renunciado funcionario aprovechó el día que se anunciaban los ascensos de los guardiacárceles para repetir en cuanto micrófono fue al acto que “he presentado mi renuncia”. Si bien su segundo jefe, el ministro de Gobierno, no lo contradijo, también es cierto que este funcionario aprovechó para calificar de “desafortunadas” las declaraciones del interventor que días pasados dijo a todos los vientos que él “no podía controlar el ingreso de armas al Penal”.
Quedó flotando en el ambiente por qué Enríque Gil Pérez se fue este lunes y no esperó al 10 de diciembre al recambio, si es que ya había presentado la renuncia después de las elecciones del 23 de octubre, como él dice. Tal vez intentó que públicamente quede la idea de que él se fue, de que no lo echaron. Pero su renuncia no puede leerse cercada en lo que ocurrió puntualmente hoy, sino que está vinculada a los sistemáticas declaraciones que el interventor se le dio por hacer en los últimos días en radio y televisión, ventilando supuestas limitaciones que él tenía para cumplir con su trabajo.
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