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análisis

Todos los significados de la llegada de Lozano a San Juan

Nuevo obispo con un 4G con el Vaticano, de alto perfil social. Su visión sobre la minería, bajo la lupa. Su relación con la provincia. Los cambios que trae bajo el brazo. Su impacto en la interna local. Lo más complicado: una larga transición. Por Sebastián Saharrea

Por Redacción Tiempo de San Juan

En tiempos de un Papa argentino, suele plantearse como una absurda carrera de obstáculos la de vender quién tiene más llegada al Pontífice. Entre fieles, laicos, políticos, también curas. Si esa grilla de partida tuviera algún sentido, no hay dudas sobre quiénes son los religiosos que rankean más alto. Entre ellos, monseñor Jorge Lozano, a quien el propio Papa puso en camino hacia San Juan en una jugada con interpretaciones infinitas.

Se irá de mayor a menor: en todos los casos habrá un promedio de cambios gruesos en todo el tablero de comandos, con su consabido impacto no sólo en el mundillo abarcado por los intereses religiosos sino en todo el mundo que camina una provincia signado por su fe cristiana y sus ancestrales modales de relacionamiento.

De estilo, lógico. De visión, por supuesto. De encuadre, entre las infinitos abordajes del evangelio, naturalmente. Y especialmente desde la manera de ejercer el trabajo pastoral. En un terreno nada sencillo: el Arzobispado que ocupará desde mediados del año que viene aparece por estos días no sólo patardeado en el casillero judicial por dos causas delicadas (una por la denuncia por fraude que hizo contra el ex administrador Brozina y otra por la devolución de gentilezas de éste ante la AFIP que derivó en una causa federal), sino cruzado por una furiosa interna a todo nivel que la clásica cautela religiosa no pudo contener.

Alfonso Delgado se retira afectado por la propia medicina que impartió para desactivar rebeliones y demostrar voz de mando. Las mudanzas que dispuso de religiosos arraigados al terruño, otros casos en los que pareció ejercerlo como castigo, lo fueron aislado y cortando puentes con sectores afines en los papeles. Que más temprano que tarde, terminaron conspirando contra él.

Entre todo el collage de intereses montados sobre el desgaste de Delgado, hubo un dato a favor del aún arzobispo sanjuanino. Que seguramente los sectores que lo adversaron con tanta tenacidad habían depositado esperanzas de que el reemplazo resultara del palo, incluso circularon algunos nombres por lo bajo. El de Jorge Lozano es el más alejado posible de todas esas silenciosas expectativas. Parece que al Vaticano no dejan de repasar los diarios digitales sanjuaninos.

No es Lozano un obispo demasiado frecuentado por religiosos o laicos sanjuaninos, excepto los relacionados con la Pastoral Social que el propio Lozano conduce (y parece que seguirá conduciendo pese a su "ascenso” a arzobispo sanjuanino), o la Comisión de Justicia y Paz que Lozano asesora en el rango nacional. Difiere naturalmente con Delgado sobre los temas que interesan a uno y a otro. El tema es que tendrán una transición conjunta de más de 9 meses, que algunos hasta por ese factor cronológico lo asocian con una gestación materna.

No será éste un modelo que haya operado alguna vez en San Juan por tanto tiempo: obispo adjutor trabajando en paralelo al obispo titular, en plena retirada. Y durante tanto tiempo. Naturalmente, el eje del poder sobre la arquidiócesis no tardará más que unos pocos minutos en inclinarse más hacia el entrante que hacia el saliente, será ese un delicado equilibrio que deberán cuidar para no dejar desairado a nadie.

Los antecedentes no son buenos. En la última transición, la llegada de Delgado implicó una revisión completa de números y de decisiones sobre su antecesor Ítalo Di Stéfano, que los que estuvieron cerca recuerdan no con demasiada simpatía. Se acuñaron en ese momento los pilares de lo que terminó estallando años después: las tensiones por el manejo del dinero y los destinos de los curas más arraigados. Y eso que no convivieron ni un solo minuto.

Lozano es nacido y criado en los alrededores de Bergoglio. Porteños ambos, el actual Papa fue quien designó obispo a Lozano y a quien fue contagiando con sus visiones y sus estilos. No erra, en consecuencia, quien identifique al nuevo pastor destinado a San Juan como un religioso de posturas abiertas y dialoguistas, y de un estilo de contacto mano a mano con la feligresía. "Con olor a oveja”, como definió el padre Paquito, uno de los que no disimuló nunca sus contrapuntos con Delgado.

Lozano escribe en varios géneros, siempre con puntería. Libros y artículos periodísticos, no le escapa a los grandes escenarios y lo hace siempre con medida. Es un gran comunicador, maneja esos resortes con destreza. Dispara con gran capacidad de síntesis, aseguran quienes lo conocen. Cualquier semejanza con Francisco no será una mera coincidencia. Por eso no es una mala decisión la de releer a Francisco si uno quiere introducirse al pensamiento de Lozano, si es que no quiere ir directamente a la obra del propio protagonista.

Allí se encontrará letra sobre el particular que más moviliza al empresariado local: ¿cuál es la visión de Lozano sobre la actividad? Una inquietud que tiene su naturaleza en el carácter combativo que demostró Lozano activando la protesta ciudadana de Gualeguaychú en tiempos de pastera Botnia. Asociando sin necesidad de forzar la maquinaria un reclamo ambiental con otro, fácil caer en la cuenta que habrá allí un tema para prestarle mucha atención.

La respuesta parece ser sencilla, pero repleta de matices. Ni el Papa ni Lozano disponen de una mirada restrictiva respecto de la minería, ha llegado el Pontífice incluso a reclamarla. Sí que lo hace con la distancia propia de quien conoce que se trata de un asunto espinoso. Sin comprometerse decidida ni por la actividad, ni por su freno. No será, por llamarlo de alguna manera clara, como el caso de Delgado. Obispo éste último de casco puesto y acción siempre favorable al desarrollo de la actividad, debiendo incluso recalcular cuando entró el agua a la sala de máquinas con el derrame de Veladero.

Dice Bergoglio en el libro "El Jesuita”, de Sergio Rubin, en referencia a los argentinos: "En el día del juicio delante de Dios, nos contaremos entre los que enterraron el talento dado y no lo hicieron fructificar. No sólo en agricultura y ganadería, sino también en minería. La riqueza minera de la Argentina es impresionante. Claro, tenemos mucha montaña. Además, con toda la costa que hay, no estamos acostumbrados a comer pescado, ni a elaborarlo para exportar. En otras palabras, a lo largo de nuestra historia, no creamos fuentes de trabajo basadas en nuestros recursos”.

De ese pensamiento racional es sucedáneo Lozano. Ahora, eso sí, los tiempos parecen haber cambiado en materia de abordaje religioso del factor minero. Está, sí, esa visión aperturista plasmada por el propio Papa. Y está también el contacto con los sectores menos entusiasmados, caso ambientalistas entrerrianos a quienes Lozano fogoneó.

No quiere decir que replique la hoja de ruta en San Juan, pero sí que mirará los sucesos con mayor distancia y sin involucrarse demasiado por un bando u otro. "Escéptico”, es la palabra que eligen para definirlo quienes más lo trataron. Algo parecido a lo que ocurrió con el cambio de mando en la administración provincial, donde el nuevo ministro Hensel muestra una actitud diferente respecto de su antecesor Saavedra. Esa actitud similar podrá hacer que ambos hablen el mismo idioma, en especial ahora que renace la esperanza de Pascua-Lama.

Lozano tiene contacto con la epidermis minera desde su acción en la Comisión de Justicia y Paz, desde donde pudo palpar en persona la complejidad del asunto y donde ya mostró que su actitud será la contemplar todos los factores en danza. Nuevamente, recorrido copiado al del Papa, quien desde el Vaticano se mostró dispuesto a recibir a empresarios y activistas pro y antimineros por igual.

Desde ese mismo espacio del Episcopado (la Comisión de Justicia y Paz) es que el flamantemente designado Arzobispo pudo entrar en contacto con la gestión provincial, siempre de manera informal pero subrayando las buenas vibraciones. Esas relaciones hicieron también que el primer contacto del nuevo jefe religioso ocurra en una conferencia industrial que impulsa la UISJ a fin de mes: gesto valioso del religioso para hacer escuchar por primera vez su voz al respecto. Muchas de esas industrias que organizan son parte del entramado minero que se ilusiona con una reactivación de Pascua-Lama.

Luego llegará su aterrizaje formal, la dificultosa transición que se avecina, y comenzará a rodar la pelota en el campo de una gestión que también semblantea modificaciones al hueso. ¿Cuáles? Un repaso por su acción señala que habrá cambios pastorales de peso, en especial en parroquias y religiosos de arraigo territorial a los que se impulsará a caminar las calles.

Si habrá tormentas por los cambios, el tiempo lo irá descubriendo. El consuelo se encuentra en el refraneo popular: "siempre que llovió, paró”.

 

 

 

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