Un joven fue procesado por el juez Benedicto Correa, del Quinto Juzgado de Instrucción, luego de que reuniera las pruebas suficientes para declararlo culpable del incendio y los daños ocasionados en el Instituto Nazario Benavidez, en la siesta del pasado 23 de octubre. Se trata de Facundo Illa, quien al momento de los hechos ya tenía 18 años.
El magistrado de primera instancia lo procesó sin prisión preventiva -es decir, esperará el juicio en libertad-, por los delitos de incendio, daños y resistencia a la autoridad. Si bien, en su momento, trascendió que habían sido 10 los menores protagonistas del motín, el juez decidió acusar únicamente a Illa.
Entre sus fundamentos, Correa se basó en lo declarado por los policías que actuaron en el motín. "Illa se encontraba tapado, con actitud amenazante y con un cuchillo en la mano, que sacaba por la ventana de rejas. Fue el primero que se ofuscó, el primero que comenzó a insultar a los oficiales, el primero en ponerse violento. Fue el que comenzó a quemar los colchones, el que estaba de las negociaciones con el juez y el que incentivaba al grupo a los destrozos", dijo uno de los efectivos que presenció el hecho.
Lo que ocurrió fue que, ese día, llegaron varios patrulleros al Nazario Benavidez para trasladar a unos internos que estaban alojados allí: entre ellos, al ahora procesado Facundo Illa. Este joven, al tomar conocimiento de la medida y con el fin de evitar el traslado, pidió ir a su habitación con el propósito de retirar algunas pertenencias personales.
Sin embargo, lejos de realizar ese cometido, el muchacho comenzó a destrozar elementos que se encontraban allí y a insultar a los efectivos que estaban en el lugar. En esa escalada de violencia, incentivó a amotinarse a otros menores y a prender fuego objetos de la institución, como colchones.
Se encerraron en la habitación y, con un cuchillo, Illa comenzó a negociar con el juez, dijeron fuentes tribunalicias. Luego de disipar el fuego y poder convencer a los menores de deponer su actitud, los policías pudieron retenerlos y, finalmente, cumplir con el traslado.