Enrico Zullich (31), Walter Raúl Segovia (36), Diego Fernando Pérez Costa (29), Guillermo González Vargas (33) y Luis Rodríguez Licciardi (32) están presos en el Penal de Chimbas luego de haber sido descubiertos por la Justicia Federal comercializando droga en circuitos VIP de San Juan. Todos fueron detenidos en un operativo simultáneo ordenado por el juez federal Leopoldo Rago Gallo, luego de dos años de seguimientos y de escuchas telefónicas que se iniciaron como consecuencia de una denuncia anónima en 2016. Pero este no es el primer caso de estas características. En 2015, Cristian Bohm y Fabricio Marrelli en 2017 cayeron por delitos similares.
Bohm, conocido como el "Gula", era RRPP de la movida top sanjuanina. Cristian fue condenado por la Justicia Federal a 3 años y medio de prisión más tres mil pesos de multa por la tenencia de 68 pastillas de éxtasis. Al igual que Zullich, Segovia, Pérez Costa, González Vargas y Rodríguez Licciardi, fue investigado luego de que una denuncia anónima advirtiera a la Policía sobre la supuesta venta de estupefacientes.
El ex coordinador de viajes de estudios cayó preso en el 2015 cuando la Agencia Regional Cuyo de la Policía Federal le encontró pastillas de éxtasis en su vivienda del barrio Portal de los Andes II, en Rivadavia. Sin embargo, no pudieron comprobar que comercializara y lo condenaron por tenencia. Se trató de un juicio histórico no sólo por la droga de diseño que casi no llega a la provincia, sino porque además fue el primer juicio unipersonal de la Justicia Federal en San Juan, desde que se modificó la ley.
A Fabricio Marrelli le encontraron 1.000 pastillas de éxtasis, todas le llegaron de Bélgica y las comercializaba en los boliches más exclusivos de San Juan. Marrelli fue descubierto por la Delegación local de la Aduana, cuando observaron los sobres de tamaño y material atípico. Tras hacer un escaneo más fino se dieron cuenta que estaba envuelto en aluminio y que era para ocultar las pastillas de éxtasis que habían en su interior.
El joven de 24 años había recibido varios envíos y algunos de los sobres habían sido retenidos en la sede central de Aduana en Capital Federal.
El juez Rago Gallo lo imputó por el delito de contrabando de estupefacientes en grado de tentativa, aunque tiene la misma pena. Y falsedad documental, porque usó un DNI que no era el suyo para recibir los sobres con la droga sintética.