Los guardias del Servicio Penitenciario Provincial la vieron rara, con temor, en una actitud sospechosa. Le pidieron autorización a la madre para entrevistar a la niña. Pero no hizo falta que requisaran personalmente a la pibita ni que la pasaran por el escaner: cuando le dijeron en tono firme si tenía algo que entregar, la niña de 12 años se entregó. Ella también se había dado cuenta que su miedo la había delatado y que si no lo hacía voluntariamente los guardias la iban a descubrir.
Así fue como descubrieron el domingo último que la niña de 12 años escondía en sus genitales unos 5 gramos de marihuana más un cable y batería para cargar celular.
Los guardias se quedaron helados. Es la primera vez que les pasa una cosa así: si bien antes habían tenido casos en los que usaban a los menores de mula, siempre habían detectado las sustancias ilegales en la ropa o hasta en los pañales, pero nunca en los órganos sexuales.
Tras la detección, los penitenciarios le dieron intervención a la división Drogas Ilegales de la Policía de San Juan.
La madre que usó a la menor para traficar droga quedó detenida. La mujer no tiene antecedentes policiales ni judiciales. Y la niña fue entregada a su padre.
Ambas iban a visitar a un familiar directo: el hijo de la mujer y el hermano de la niña.
Ahora la Justicia Federal investigará el hecho y se conocerá qué tipo de delitos le pueden llegar a imputar a la madre de la menor.