"Los caballos no se compran como un celular o unas
zapatillas. Amo a los animales y las vivencias que tuve con mis caballos no se
reemplazan comprando otro”, comenzó relatando angustiado Alberto Gil,un hombre
al que le robaron dos caballos en su finca de Caucete. Uno de ellos, el "Petizo”,
utilizado para equinoterapia.
Hace más de quince años Alberto Gil compró para su nieto, con el que comparten la
misma pasión por los equinos, un caballo al que llamaron Petizo. Los viajes a
la Difunta Correa y los paseos por Caucete son las vivencias que más recuerda
el abuelo junto a su nieto Santiago.
Luego de compartir varios años de cabalgatas con Santiago,
Alberto decidió prestar a Petizo a una familia amiga que lo necesitaba para
realizar un tratamiento, ya que uno de sus hijos padecía una discapacidad
motora.
"Con todo lo que
significaba para Santiago, decidí prestárselo a un compañero de trabajo que lo
necesitaba. Lo tuvo aproximadamente 9 años en los que su hijo pudo tener una
notable mejoría. Hoy anda a caballo como cualquiera de nosotros”, comentó.
Hace apenas unos meses el Petizo regresó a la familia Gil,
hasta el jueves pasado que fue sustraído del corral, según indican las huellas,
con dirección a 25 de Mayo.
Alberto asegura que permanentemente están robando caballos
en el departamento. "Lo peor de todo es que los venden como carne por dos pesos.
He visto a muchas personas llorar por este mismo motivo”, manifestó.
Para la familia Gil, el amor por los caballos es
hereditario. "Mi abuelo tenía caballos para trabajar y yo siempre se los sacaba
para jugar. Cuando cumplí diez años me regaló mi primer caballo”, comentó
emocionado.