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¿Qué se puede esperar de esta pálida y triste PASO?

Descartada su función, que es la de seleccionar candidatos, se vota sólo por el número más alto posible. El lunes no habrá nuevos diputados o senadores, sólo lecturas políticas.

Por Redacción Tiempo de San Juan

Por Sebastián Saharrea

En aeronáutica sería un simulacro de vuelo, no el vuelo. En automovilismo sería una prueba de tanques llenos, no la carrera.

Ayudan las metáforas para explicar qué son las elecciones de este domingo en San Juan. Si se lee bien la sigla PASO, podrá descubrirse que se trata de una primaria abierta. Que implica en política una instancia previa a la elección, en la que el ciudadano tendrá la opción ya no sólo de elegir a sus representantes sino también de seleccionar a los candidatos que le gustaría que ocupen la grilla de partida.

Se lamenta comunicar que esa pretensión del legislador por establecer tan saludable y americano mecanismo se ha visto frustrada al poco andar (la ley tiene apenas 5 años). No sólo en San Juan, donde no habrá lances internos de relieve en ninguna agrupación política excepto alguna diseñada por los calculistas electorales, como tampoco habrá alguna que genere una mínima incertidumbre de peso en el país.

Alejado entonces del espíritu de la norma, habrá que concluir que semejante esfuerzo en un despliegue institucional tendrá mucho de frustrante para quienes soñaron en perfeccionar el sistema democrático: una interna sin internas que decidir es como salir a la cancha a jugar una imaginaria, enfrentar al aire, no tener nada enfrente.

Superada esa decepción inicial en el sistema (que suele funcionar en algunas latitudes, caso EEUU, el país de donde fue extraído el término primarias para resolver las candidaturas dentro de un partido, lo que aquí serían internas), habrá sí asuntos a los que prestarle atención: el más importante de ellos, el número de cada uno.

Como una especie de mega encuesta a cielo abierto en la que no hay muestra ni método científico, sino una cifra real de votos para cada uno. Y que será una cifra que deparará lecturas políticas infinitas, escenarios recalculados a la luz de los resultados, presunciones confirmadas o erróneas, mil ensayos.

Surgirán ganadores y perdedores efímeros, caciques de pago chico a los que les cuenten las costillas, moralejas de interpretación. Un dato, ni más ni menos que eso. Que, como en un simulador de vuelo o una prueba de autos, son valiosos para analizar el funcionamiento o las clavijas que hay que ajustar. Poco más que eso, más allá de que en varios campamentos políticos parece que se les va la vida.

No habrá el domingo por la noche ningún diputado o senador electo, no habrá nuevas autoridades, los candidatos serán los mismos que se sabían de antemano porque los que disputan una interna vienen con resultado cantado de antemano. Seguirá todo igual, excepto un detalle: ese dato. El número de esta mega encuesta, que no será una cifra muerta sino llena de significados para confirmar caminos o recalcular.

Antes de obtener este primer resultado concreto del calendario político anual, en cada campamento ya hay elementos para el análisis. Independientes del registro numérico que obtengan.

En el oficialismo provincial es ni más ni menos que el bautismo de fuego de Sergio Uñac como comandante exclusivo del barco. En tal condición, le ha tocado navegar aguas embravecidas, y tal parece que lo seguirá haciendo.

Primero debió resolver los tironeos internos con el sector de su antecesor José Luis Gioja, cosa que hizo con éxito al resolver una fórmula propia que le inspirara confianza pero sin desconocer a todos los espacios. Y al día siguiente de hacerlo, debió poner proa a su siguiente lance político: espadear con los delegados en la provincia de un gobierno nacional de otro color. Con todas las complejidades que eso supone al trazar una línea en la que la política no invada los roles.

Es decir que tuvo dos tiempos. Hasta el día de la presentación de listas, plazo en el que se lo notó concentrado en los referidos asuntos internos. Y desde allí en adelante, ante el nuevo tablero que se fue abriendo en la lucha política contra una facción encabezada por quien hay que acudir para que la provincia funcione. Es en ese contexto y no en otro, sobre el que deberá valorar el resultado.

Del lado de Cambiemos será el debut de la amalgama entre lo que fue el basualdismo junto con el PRO. El actual senador venía jugando con la escudería de Massa, pero desde antes del inicio de la gestión de Macri (con precisión, desde el ballotage) se calzó la camiseta amarilla y no se la sacó más. Este será el debut de una fórmula conjunta con éste diseño, similar a la de cuatro años atrás pero sin el rawsino Ibarra.

Hubo nubarrones en la previa de la conformación de la fórmula Basualdo-Cáceres, que era la que mejor calzaba en Buenos Aires pero aquí había que notificar al radicalismo por la vía menos traumática posible. Lo atravesaron sin cicatrices gruesas, y el condimento de una disputa interna de baja intensidad con Dignidad Ciudadana, que integra el mismo frente con candidatos propios: Rodríguez-Sánchez. Nunca debatieron ni plantearon disonancias gruesas entre ellos.

Mauricio Ibarra llegó a la contienda con el objetivo de abrirse paso, y parece haber obtenido algo de pique en esta excursión de pesca. Ha dicho a quien quiera escucharlo que su objetivo es el de llegar a ser gobernador, y con esa finalidad aceptó el desafío de estampar su nombre en la boleta. Sus herramientas son la cabeza de una representación nacional que dejó vacante Basualdo –la del hombre de Tigre-, juega algo de su capital a esas piernas. Evaluará el resultado según ese prisma.

El resto del pelotón tendrá un ojo mirando a la única regulación institucional de estas PASO que puede tener alguna consecuencia real en esta elección: la exclusión de los postulantes o frentes que no obtengan el piso del 1,5% del electorado. Condición en la que reportan tanto Martín Turcumán –que debutará con partido propio-, como los socialistas encabezados por el ex rector de la UNSJ Benjamín Kuchen, y los dos frentes de izquierda, uno del Partido Obrero y otro de los Trabajadores.

Si se acomodan superando esa vara, tendrán vida en el segundo tramo del almanaque, que es cuando se jugará el partido en serio. Mientras tanto, habrá una función de ensayo que en San Juan y en la gran mayoría de los distritos del resto del país servirá solamente para conocer cuánto calza cada uno.

Habrá que ver luego con más tiempo y las emociones más calmas si vale la pena semejante esfuerzo y un despliegue institucional impresionante, solamente para eso.

 

 

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