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Opinión

En Iglesia, lo único controlado es el descontrol

Las delicadas derivaciones del escándalo del funcionario forcejeando con la policía y detenido. Un viral que dejó huella.

Por Redacción Tiempo de San Juan

 Por Sebastián Saharrea

Cruzó el Colorado en dirección del valle cordillerano hacia el Este la vergüenza ajena por el episodio policial del secretario de Hacienda de esta especie de reinado que funciona en el departamento tocado por la varita mágica de la riqueza minera.

Y la devolución fue unánime, tanto desde los consejeros provinciales hasta los propios iglesianos a los que les funciona la glándula de las buenas costumbres: que, mínimamente, el intendente Marcelo Marinero separe a su cajero y brazo financiero, el hombre que cayó envuelto en un escándalo a la salida de un boliche del lugar.

Los hechos relatan que Sergio Cortés mantuvo un incidente en el local nocturno. Relatan la mayoría de los testigos que no estaba el funcionario municipal como para pasar un test de alcoholemia, aunque no le fue tomada la prueba porque no se encontraba al volante.

También cuentan que cuando fue advertido por la policía, el caballero reaccionó preguntando a los efectivos de la fuerza si sabían quién era él, chapeo que aparentemente no tuvo efectos porque de igual manera fue retirado detenido del local bailable. Y siguen contando los que lo vieron, que la gente que asistió al espectáculo se largó mayoritariamente a aplaudir, mientras otros activaban sus celulares para tomar imágenes y audios del sorprendente hecho. Uno de los cuales fue publicado por éste diario.

Dicen por ahí que el funcionario que marcha detenido en estado deplorable en esos videos niega los cargos que le formularon, como también niega disponer de un antecedente en su planilla prontuarial por la presunta ingreso de armas desde Chile. Lo dijo informalmente su abogada a este periodista, una joven letrada que por su parte también estuvo envuelta en un revuelo reciente con procesamiento incluido, pero en otro departamento: Caucete.

Incluso, en ese contacto la profesional aseguró que su cliente el funcionario es inocente y que preparaba una carta documento para contradecir la versión periodística, misiva que aún no ha llegado. Y al ser invitado el funcionario por vía de su letrada y otros interlocutores a dar su propia versión de los hechos, más aún si se considera inocente o víctima de vaya a saber qué confabulación, hasta el momento aún no parece haber aceptado.

Lo del uso de armas no fue una fábula sino una actuación de la justicia federal, que lo tuvo demorado unas cuantas horas cuando ingresaba de Chile. Lo del escándalo en el boliche quedó a la vista: el señor que aparece en la foto forcejeando con los policías que le estaban dando órdenes y que tuvo que pasar la noche en la celda hasta recuperar la vertical.

El propio intendente Marinero anunció que tomaría medidas una vez que conversara con el involucrado. Hay rumores de fuertes cambios en el municipio, pero parece que el funcionario envuelto en el escándalo fue muy convincente, porque no se ha conocido que lo hayan removido hasta ahora, o que haya sido pasible de una mínima sanción.

Cortés es mano derecha de Marinero en una zona sensible: los pagos. Se sabe que el municipio paga generosamente por algunos servicios, también que utiliza la montaña de dinero que le llega anualmente de la minería y que constituye un flagrante privilegio de manera al menos extraña. Lo son las regalías que le llegan por la explotación de Veladero y suponen duplicar lo que recibe de coparticipación, que no comparte con nadie y que tiene imposiciones de uso que tampoco cumple, como no derivarlos a gastos corrientes.

Que le costará a Marinero soltarle la mano a Cortés, lo demuestra la reacción de caracol que tuvo el jefe comunal en dar una señal a sus ciudadanos espantados por la vergüenza. Su secretario maneja las cajas, y cuentan en el municipio que ha sido factor de surtidas discordias, que muchos pensarán en facturarle ahora que quedó atrapado por los celulares.

Entre las quejas que se escuchan alrededor de Cortés es que ha roto la relación con los proveedores de Iglesia, a los que pisa los pagos desde abril en muchos casos. Es fácil deducir que la popularidad del funcionario no estará precisamente por el techo, si esa queja fuera real.

También hay que contar que en el colectivo de proveedores de Iglesia hay una hojarasca generosa de prestadores de servicios curiosos, cuyos pagos pueden ser reclamados con menor entusiasmo por no ser esenciales para la subsistencia de nadie. He allí otro motivo para la posible especulación del cajero.

Es también Cortés según las fuentes iglesianas un buen armador muy por afuera de las funciones de la hacienda. Por caso, en la gestión con radios departamentales, en especial una que es agua en el desierto. Y probablemente esa rienda corta con los proveedores del municipio no sea autoría del secretario, sino un recurso compartido con los altos mandos atendiendo a lo surtido de la franja.

Para el caso, el hecho habla de la naturaleza política de los altos mandos iglesianos. Con su fortaleza en el manejo interno, el departamental, ejercido látigo en mano desde los tiempos del Mauro y la zanahoria de los recursos mineros en formato de planes municipales de “ayuda”. Para afuera, es decir cuál será la percepción sobre su gestión y funcionamiento del Colorado para allá, poco parece importar: no tienen proyección ni influencia en ningún otro lado, pertenecen a una franja partidaria que a la que también le está costando hacerse escuchar.

Abusan los Marinero del tutelaje provincial y la foto de equipo que los incluye. Aunque se conoce que su pertenencia es por vía indirecta, plagada de sinsabores. Y se sabe también que a nivel provincial nadie responde por los exhabruptos como el del secretario a la salida del boliche, la prueba está en el impecable accionar policial: no es fácil en una comunidad chica donde todos se conocen, llevarse detenido al hombre fuerte de los pagos en el departamento. Reconocimiento para ellos.

Hasta a Graciela Caselles, la presidenta partidaria, le cuesta salir a defenderlos. O Enrique Conti, bloquista de otro palo que asesora a los hermanos igual que la presidenta, curioso caso de coincidencias partidarias entre dos sectores que se muestran los dientes todo el tiempo. En Iglesia, parece, el bloquismo disidente no disiente tanto.

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