Dos días después, la mañana del 17 de marzo de 1986, encontraron al “Tucumano” Carlos Pascual Zelaya Beltrán muerto en un cañaveral de las calles Brasil y Estados Unidos. Esto es a metros del Colegio María Auxiliadora en la zona de Trinidad, en la Capital sanjuanina. Estaba desfigurado. Le habían destrozado el rostro y la parte superior del cráneo a golpes. Al lado del cadáver hallaron un gran trozo de hormigón lleno de sangre.
El asesinato del vagabundo al que apodaban “Tucumano”, fue otro de los casos de Historias del Crimen que conmocionaron a la provincia. Tanto por la brutalidad del ataque, como por el desprecio a la vida misma de su homicida, que al igual que la víctima era un paria que vivía en situación de calle. Dos personas que no poseían nada y a quienes el vicio del alcohol los llevó a la perdición.
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El lugar. Una foto de Diario de Cuyo muestra al periodista Félix Naranjo junto a un vecino en el cañaveral donde encontraron el cadáver del "Tucumano", la mañana del 17 de marzo de 1986.
Ese recoveco en el cañaveral en inmediaciones de las calles Brasil y Estados Unidos era el caedero de un grupo de amigos o conocidos, todos changarines y estibadores que trabajaban el Mercado de Abasto de la Capital. Ahí se juntaban el “Tucumano” Carlos Pascual Zelaya Beltrán, el “Mendoza” Ángel Mario Godoy, otro hombre al que llamaban “El Jujeño”, un tal “Santiagueño” y “El Sordo” Tapia. Los unía su pasado casi desconocido, la bebida y el olvido de los suyos.
Cocinaban en un improvisado fogón y dormían sobre unos cartones bajo un reparo que armaban entre las cañas. Además de sus pocas prendas de vestir, tenían un par de ollas y cubiertos que cuidaban como oro. De ahí que surgió la discusión aquel mediodía del sábado 15 de marzo de 1986, cuando el “Tucumano” quiso poner agua en el fuego y no encontró la vieja cacerola.
De la discusión al crimen
El entredicho entre Zelaya y, su no tan amigo, el “Mendoza” Godoy parecía uno más de los muchos cruces o peleas que surgían por sus propias diferencias y a veces por las borracheras que se alzaban. A los dos los veían como referentes del grupo. A Godoy, porque a sus 51 años era el mayor de todos y además se hablaba que venía de la vecina provincia de Mendoza escapando de la Policía. El “Tucumano” tenía 35 años y la fama de matón por su supuesto pasado de boxeador.
Ese mediodía, el “Tucumano” maltrató al “Mendoza” y le dijo: “te voy a hacer aca (expresión del norte argentino que es sinónimo de golpear o dañar) a vos, por boludo”. Como este último sabía manejar la situación, en principio buscó calmar a su amigo y después le puso un freno: “tene cuidado con lo que decís”.
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El homicida. Este era el "Mendoza" Ángel Mario Godoy, el asesino del "Tucumano".
El “Mendoza” Godoy luego se hizo el desentendido y se puso a cocinar para todos y almorzaron supuestamente en paz. Aunque por dentro, había quedado resentido y con la imagen del “Tucumano” humillándolo frente a los otros hombres. Al parecer, existían fuertes diferencias entre ambos, de hace tiempo mantenían una silenciosa disputa por quién mandaba ante el resto y esa tirantes los enfrentaba constantemente, al punto que Godoy guardaba mucho rencor contra Zelaya.
Llegada la siesta, algunos se marcharon y otros, como el “Tucumano” y el “Mendoza”, se acomodaron sobre los cartones para dormir un rato. Sin embargo, la bronca le carcomía la cabeza al “Mendoza” y no pegó un ojo. Le daba vuelta la idea de ver cómo desquitarse y vengarse de su amigo.
Ataque alevoso
Ahí fue que se levantó y miró detenidamente a Zelaya. Constató que estuviese dormido y a partir de ese momento se dejó llevar por su odio y la inconsciencia del alcohol. Agarró un trozo de cemento que encontró tirado en el cañaveral y con las dos manos se lo lanzó en la cara al “Tucumano”, que dormía boca arriba.
Agarró un trozo de cemento que encontró tirado en el cañaveral y con las dos manos se lo lanzó en la cara al “Tucumano”, que dormía boca arriba.
El propio Godoy confesó -días después- que en ese instante su amigo quedó sin reacción, con el rostro ensangrentado y sólo escuchaba sus ronquidos de dolor. Según él, temiendo que se levantara a atacarlo, volvió a tomar el pedazo de concreto y le pegó con toda su furia, al menos, dos veces más en la cabeza.
El “Mendoza” se aseguró de matar a su amigo. No se determinó si hubo o no testigos directos del crimen. Existe la certeza que esa tarde Godoy arrastró el cadáver a un costado del cañaveral y se marchó. Se supone que los otros amigos llegaron más tarde y, al encontrarse con el cuerpo ensagrentado, también desaparecieron.
Noche de bar
No se preocupó mucho el “Mendoza” Godoy. A la noche se fue a un bar del centro sanjuanino y se tomó un par de vinos mientras miraba una pelea de box por televisión. Al otro día deambuló por la ciudad. En ninguno momento dejó de pensar en el asesinato de su amigo y eso lo atormentó, hasta que el lunes 17 de marzo se presentó en la Policía y avisó que su amigo estaba muerto en el cañaveral de Trinidad.
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La esquina. El cadáver del vagabundo fue encontrado en un cañaveral ubicado en las calles Brasil y Estados Unidos, en Trinidad.
Eso es lo que señala un documento judicial, lo que no indica es si Ángel Mario Godoy, alías “Mendoza”, fue detenido ese día o permaneció prófugo. Un artículo periodístico de la época deja entrever que se fugó y que la Policía supuestamente viajó a la vecina provincia para capturarlo. Otra nota sólo menciona su detención y no dan precisiones en dónde y qué declaró en esa oportunidad.
Tras la aprehensión, apareció un pedido de captura contra Ángel Mario Godoy en Mendoza por el asesinato de un trabajador golondrina oriundo de Bolivia en el barrio La Primavera, en el departamento Godoy Cruz.
El “Mendoza” Godoy fue el único acusado por el asesinato del “Tucumano” Zelaya Beltrán. Si bien se mencionó la posible participación del “Jujeño” y del “Santiagueño”, sólo él fue procesado por el crimen y llevado a juicio por el delito de homicidio agravado por la alevosía.
La confesión
Durante el proceso, Godoy confesó todo. Declaró que se generó la discusión por esa olla, pero que ya venía con conflictos con Zelaya y ese sábado 15 de marzo de 1986 lo atacó mientras éste dormía. Aseguró que lo hizo sin pensar y en una reacción del momento.
Su defensa argumentó que estaba borracho y le cabían las circunstancias extraordinarias de atenuación en razón de que Godoy padecía de una disminución mental y se manejaba instintivamente por nivel cultural. El fiscal del caso dijo todo lo contrario y acusó al changarín de haber actuado con premeditación y alevosía.
En los primeros meses de 1988, Ángel Mario Godoy fue condenado a prisión perpetua por el homicidio de su amigo, Carlos Pascual “Tucumano” Zelaya Beltrán. Para la defensa fue demasiada dura la pena, de modo que recurrió el fallo y la sentencia fue revisada por los jueces Arturo Velert Frau, Diego Román Molina y José Hidalgo de la Sala I de la Cámara en lo Penal y Correccional.
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Otro paisaje. Así se ve hoy la zona donde hace cuarenta años ocurrió el brutal asesinato.
Ese tribunal se expidió en julio de 1988 y fue tajante. No dio lugar a ninguno de los argumentos de la defensa que buscaban, a lo sumo, quitar el agravante de la alevosía y cambiar la calificación por la de homicidio simple. Para los jueces, Godoy actuó en todo momento de forma traicionera.
Disimuló esa supuesta amistad para no dejar “traslucir sus rencores ni temores”. Es más, en la discusión se mostró sumiso y comprensible con la víctima que estaba enojada, después preparó la comida y trató de calmarlo, sostuvieron en su dictamen. Obró sin riesgo, dado que Zelaya Beltrán dormía. Y ante esa indefensión, Godoy lo agredió a traición y a lo seguro, remarcaron.
Manifestó un nivel de “hipocresía” y “vil astucia”, según el fallo. Ese desprecio por la vida del otro se tradujo después en el hecho de que, tras asesinar a su amigo, se sentó en un bar a tomar y a ver una pelea de box.
Para los jueces de la Sala I no había nada que reclamar. Para ellos era justa y bien argumentada la sentencia de primera instancia, fue así que ratificaron la condena a prisión perpetua contra con Ángel Mario “Mendoza” Godoy y lo enviaron a purgar su pena por largos años al penal de Chimbas.