El escenario de una tercera guerra mundial es más remoto que otra cosa, pero si enciende la televisión en Rusia le sorprenderá enterarse de que ya ha comenzado.
En la primera cadena pública, el presentador del programa estrella del domingo por la noche anunció que las baterías antiaéreas rusas en Siria van a "derribar” a los aviones estadounidenses.
El canal de información continua Rossia 24 emitió un reportaje sobre la preparación de refugios antinucleares en Moscú.
En San Petersburgo, el canal digital Fontanka afirma saber que el gobernador quiere racionar el pan por una futura guerra, pese a que las autoridades aseguran que lo único que intentan es estabilizar el precio de la harina.
En la radio se debate sobre ejercicios de "defensa civil” que, según el ministerio de Situaciones de Emergencia, moviliza a 40 millones de rusos durante una semana. Objetivo: evacuaciones de edificios y simulacros de incendio.
Si prefiere pasearse por Moscú a ver la tele, es muy probable que se tope con uno de los inmensos graffitis "patrióticos” de los artistas pro-Putin de la organización "Set” que empapelan los edificios.
En uno se ve por ejemplo a un oso, símbolo de Rusia, distribuir chalecos antibalas a palomas de la paz.
¿A qué se debe esta fiebre, este enardecimiento por la inminencia de una "Tercera Guerra Mundial”? Pues a la ruptura, el 3 de octubre, de las negociaciones entre Washington y Moscú sobre la guerra siria tras el fracaso de un alto el fuego negociado en setiembre entre las dos potencias en Ginebra.
Una ruptura con consecuencias. Las bombas rusas y sirias transformaron Alepo en un "infierno en la Tierra” según la ONU, avivando las críticas de los países occidentales.
Sobre el terreno, el ejército ruso desplegó en su base naval del puerto sirio de Tartús baterías antiaéreas S-300, capaces de destruir cazabombarderos. Una demostración de fuerza que no va dirigida a los yihadistas ni a los rebeldes sirios, sino a la Marina y a los aviones estadounidenses.
En Moscú, donde los periodistas rusos y occidentales se levantan y acuestan con los comunicados del ministerio de Defensa ruso, los medios de comunicación plasman y amplifican el clima de confrontación.
El portavoz del ejército ruso, general Igor Konachenkov, lanza advertencias a la Casa Blanca, al Pentágono y al Departamento de Estado.
"Recuerdo a los 'estrategas' estadounidenses que los misiles antiaéreos S-300 y S-400 que garantizan la cobertura aérea de las bases rusas de Hmeimim y de Tartús tienen un radio de acción que podría sorprender a cualquier aeronave no identificada", dijo el 6 de octubre en una amenaza apenas velada a Estados Unidos.
Fuente: Los Andes