La policía descubrió el sábado el cuerpo de la víctima, de 41 años, en una habitación de hotel después de que los sospechosos llamaran a un sacerdote cuando fue evidente que la víctima había muerto, explicó la fiscal Nadja Niesen.
"Cuando vio lo que había ocurrido avisó a recepción, y ellos llamaron a la policía", dijo la fiscal.
La fiscal identificó a los sospechosos como parientes de la víctima: una mujer de 44 años, su hijo de 21 años y su hija de 19 años, así como dos chicos de 15 años, uno de los cuales era hijo de la víctima.
"Todos pertenecían a una gran familia", dijo Niesen. "Vinieron a Alemania desde Corea del Sur hace seis semanas y habían arrendado una casa en Sulzbach, pero no se quedaron allí mucho tiempo".
Los sospechosos querían expulsar a un "demonio" que creían había poseído a la mujer, indicó la fiscal. Ejercieron "una fuerza enorme en su pecho y zona del estómago" mientras le metían una toalla y una percha en la boca para ahogar sus gritos, añadió.
"Según nuestra información actual, los sospechosos sometieron a la víctima a dolor y agonía durante al menos dos horas, y sus acciones se vieron motivadas por una actitud cruel y despiadada", dijo Niesen.
"La mujer terminó muriendo por asfixia como resultado de la gran compresión en el pecho y la violencia en su cuello", dijo.
En el garaje de la vivienda arrendada por la familia se encontró a una segunda mujer, también de 41 años. Sufría hipotermia y deshidratación y fue trasladada a un hospital.
"No está claro qué le ocurrió exactamente a ella, todavía lo estamos investigando", apuntó la fiscal.
Fuente: AP