La víctima, identificada como Jeremy Mardis, viajaba en el auto de su padre, Chris Few, cuando los policías dispararon contra el vehículo en la ciudad de Marksville. El hecho ocurrió el martes cuando Few comenzó a ser perseguido por los oficiales Norris Greenhoyse y Derrick Stafford por razones que todavía no están claras.
Durante la persecución, en determinado momento los policías comenzaron a disparar contra el vehículo e hirieron de gravedad al padre, que hasta esta tarde permanecía internado en estado crítico en un hospital local. Mientras que el niño murió en el acto por las graves lesiones que sufrió en el cráneo.
Luego de que las autoridades examinaran las imágenes capturadas por las propias cámaras que los policías están obligados a llevar en el uniforme, este viernes ambos oficiales quedaron detenidos y acusados formalmente de asesinato en segundo grado y tentativa de asesinato.
"Puedo decirles que (las imágenes) son la cosa más perturbadora que he visto en mi vida, pero no voy a decir más”, afirmó en una conferencia de prensa el coronel Michal Edmonson, de la policía estatal de Luisiana. El jefe policial sostuvo que el niño "no merecía morir así y eso es lo que importa”.
Agregó que el de los alguaciles era el segundo trabajo de ambos hombres en la repartición. Por su parte, el padrastro de Few, Morris German, dijo que Jeremy era "un niño adorable” que "amaba a todos y todo”, no tenía hermanos y le habían diagnosticado autismo.
Fuente: Crónica